La dependencia histérica

Por Cristina Lago @CrisMalago

Pongamos que eres inseguro/a, que la soledad te resulta angustiosa y que siempre te faltó cariño o confianza en ti mismo/a. ¿Has encontrado a alguien que (crees que) te quiere y lo has convertido en el dios y señor de tu existencia? Cuidado: no confundas amor con adicción.

Las relaciones humanas incluyen una una dinámica de dependencia básica y saludable que permite su funcionamiento a la par que genera beneficios emocionales por ambas partes. Entonces ¿cuándo se convierte en algo tóxico? Si hemos recibido una educación emocional deficiente, ambivalente o invasiva y como consecuencia no hemos aprendido a vincularnos correctamente, la conscuencia será que nuestra dependencia pasará de natural a patológica.

¿Qué es un dependiente histérico?

El dependiente histérico es una persona que no establece relaciones, se esclaviza a ellas. Es inseguro. Tiene miedo al abandono y necesita constantemente que su pareja le demuestre que le ama. Carece de metas personales o si las tiene, las va aparcando porque toda su energía está enfocada en las carencias de una relación que nunca le da lo que necesita. Si da con una persona con complejo de papá o mamá, tendrá una suerte relativa: se le cuidará, se le atenderá y gestionará como si tuviese cinco años y no supiese valerse por sí mismo. Por lo general, el dependiente histérico acabará huyendo de esta relación para liberarse de una pareja que le sobreprotege y le impide crecer.

Pero si la mayoría de las personas tememos la soledad, en el dependiente histérico esto se encuentra elevado a la enésima potencia. Buscará rápido el reemplazo, si es que no lo tenía ya y caerá en brazos de otro cuidador o bien tendrá menos suerte y dará con un falso independiente: alguien con un patrón igualmente tóxico que también teme al abandono, pero en lugar de exteriorizarlo, pone barreras y huye.

Una frase de Confucio avisaba de que los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos. El vicio del dependiente es su pareja: está por encima de la dignidad, del amor propio y por supuesto, de la razón. Para el falso independiente es un chollo: ha encontrado a una persona-objeto. Alguien que llevará a gala aquello de ámame cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito. Por consiguiente, no hará nada por merecerlo.

El dependiente histérico se quejará mucho y hará poco. No será capaz de abandonar esa relación en la que insiste aun más allá de cualquier medida, bajo la bandera de un pero yo le/la quiero ya tan cargado de resignación y desesperanza que más que una pareja parece que lo que tengan es una bola y una cadena que les impide moverse.

Otros mantras habituales en la persona dependiente son, por ejemplo, le quiero más que a mi vida, se lo he dado todo o si me deja, me muero.

Por mi experiencia y tantas otras que llevo viendo, leyendo y consultando estos últimos años, la persona que se encuentra en esta situación se niega a ver la realidad. Y hasta que sigue inmerso/a en el universo alternativo de su relación, sigue dando vueltas en círculo, sin llegar a ninguna parte y anulándose cada vez más mientras se aferra al vínculo del que depende como si fuera lo último que le quedase por vivir en este mundo.

¿Eres consciente de que tienes este problema y estás bloqueado/a?

Recuerda: la verdad absoluta no existe. Tu verdad está en tu cabeza y por tanto, puede cambiarse. Ni esa persona es tu último tren, ni el amor es esta mierda que te chutas como si fuese heroína, ni la otra persona va a cambiar algún día para que tú seas feliz. Imagina qué espanto si la única esperanza de felicidad que tuviésemos dependiera de que los demás hicieran tal o cualquier cosa. ¡Nos convertiríamos en esclavos de todo el mundo!

Aún miras hacia afuera, pero necesitarás desprenderte de eso de fuera y mirar dentro de tí mucho más profundamente. Lo que haces te está poniendo frente a un espejo ¿quieres ser esa persona que ves? ¿O quieres ser mejor? ¿Quieres vivir sometido/a? ¿O quieres reconquistar tu vida?

Una relación de amor es una relación donde creces, evolucionas, mejoras como ser humano. Algo que eliges con libertad, no que toleras por miedo a no tener algo mejor. Muchas personas con dependencia adictiva cuentan que tienen pánico a estar mal si dejan la relación. Y yo les pregunto: ¿es que estáis bien ahora?

Date el tiempo que necesites. La única persona que de verdad está esperando por ti, eres tú. Tú serás quien decida cuándo quieres encontrarte contigo.

Si ya estás en camino de una decisión, asume que no vas a afrontar un desamor, sino un desenganche, por lo que recomendamos seguir los pasos indicados en Cómo dejar una relación adictiva.