Investigadores de la Universidad de Harvard han vinculado la depresión a largo plazo con el incremento en el riesgo de infartos cerebrales. Incluso si la depresión se controla y se cura, el riesgo del ictus se mantiene alto
Un grupo de especialistas del departamento de Salud Pública de Universidad Harvard han realizado durante varios años, estudios a personas con depresión, leve, crónica y de largo recorrido. Y han llegado a la conclusión que incluso después de haber terminado y controlado la enfermedad, una persona que la haya sufrido tiene un 66% más de riesgo de sufrir un infarto cerebral que alguien que no haya experimentado depresión.El estudio analiza datos recopilado durante doce años a más de 16.000 adultos, con más de 50 años. Los participantes completaban un cuestionario cada dos años desde 1998 al 2010 en el que se les preguntaba entre otras cuestiones, sobre su estado de ánimo la semana anterior.Las preguntas se centraban en si durante la semana anterior se habían sentido deprimidos, si todo les costaba un gran esfuerzo, si se sentían solos, si percibían que no podían continuar adelante, o si se sentían tristes.Si contestaban que sí a tres o más preguntas, los investigadores consideraban que estaban deprimidos. También se mantenían los datos actualizados sobre su historial médico y posibles ictus durante los 12 años que duró el estudio.Con los datos en la mano, el doctor Jaime Gállego, Coordinador del grupo de enfermedades cerebro vasculares de la Sociedad Española de Neurología explicaba en la cadena SER: “ las personas que sufrían depresión a largo plazo, tenían más riesgo de infartos cerebrales, en cifras que doblaban a los que no estaban deprimidos”