Con la ayuda de escáneres cerebrales el Instituto de Tecnología
de Georgia estudio sujetos voluntarios que
sudaban mucho y no se hidrataban. La pérdida de fluido llevó los cerebros de
los participantes a cambios notables. La deshidratación, el esfuerzo y el calor
afectaron el rendimiento de los sujetos de prueba y la pérdida de agua hacía
que fuera el doble de profunda. Los investigadores esperan que esta información
de cómo el aumento de los deslizamientos cognitivos en ambientes calientes con
trabajo extenuante e hidratación deficiente, pone en peligro la seguridad
laboral, especialmente en torno a máquinas pesadas o equipos militares sea
considerada. En los experimentos, cuando los participantes ejercitaron, sudaron
y bebieron agua, se contrajeron espacios llenos de líquido llamados ventrículos
en el centro de sus cerebros. Pero con más esfuerzo y más deshidratación, los
ventrículos hicieron lo contrario; ellos se expandieron. Los cambios en los
patrones de activación neuronal también se alteraron durante la deshidratación. En un escenario del mundo
real, en el que el calor y la fatiga son implacables, el rendimiento puede
colapsar aún más.