El tabique nasal es una estructura formada por hueso y cartílago, divide
la nariz en dos cavidades llamadas fosas
nasales, por las cuales penetra el aire en la respiración. Su correcto
funcionamiento puede verse comprometido por su desviación como consecuencia de varios factores: 1 Cuando
el bebé nace por parto normal, si la mamá es muy estrecha se le puede doblar la
nariz y a su vez desviarse el tabique. 2 Traumatismos sufridos
debido a golpes o accidentes. 3 Rascarse la nariz en forma
inadecuada. Los síntomas que se presentan pueden ser: hipertrofia de cornetes
nasales, dificultad para respirar, ronquido nocturno, llegando a producir en
ocasiones apnea del sueño, cefaleas intensas, secreción retronasal y sinusitis
que con el tiempo se convierte en crónica e incluso producir un síndrome
sinusobronquial. En el niño además produce alteraciones dentales tales como una
mordida defectuosa y son pacientes que siempre respiran por la boca. Su
tratamiento es netamente quirúrgico.