Las políticas de hábitos saludables disminuyen la mortalidad cardiovascular; en los países nórdicos lo han logrado, reduciéndola en un 15% en la última década.
La prevención y la formación del paciente, principales herramientas para evitar las consecuencias negativas de la diabetes.
Las dos principales complicaciones que presenta la diabetes son los problemas renales y los cardiovasculares, siendo estos últimos, además, la principal causa de muerte asociada a la diabetes1. Sin embargo, el desconocimiento y la falta de concienciación hacen que sean muy poco tenidas en cuenta. Así lo ha puesto de manifiesto presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), D. Ángel Cabrera, durante la celebración de la jornada Salud Cardiovascular: La diabetes y sus factores de riesgo, en la que también participaron representantes de la Federación Nacional de Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales (ALCER) y de la Fundación Española del Corazón (FEC) y, en la que se contó con el apoyo de la división en diabetes de Boehringer Ingelheim.
A este escaso nivel de concienciación, tampoco ayuda ni la falta de estudios en España que asocien la diabetes con la mortalidad relacionada con problemas del corazón y de los vasos sanguíneos, ni políticas que contribuyan de manera efectiva a mejorar los hábitos de vida de los españoles para evitar problemas cardiovasculares. En este sentido, Cabrera, además de destacar que la prevención es fundamental para evitar las consecuencias negativas de la diabetes, quiso destacar que “existe un alto porcentaje desconocido de muertes por enfermedad coronaria en nuestro país que, por limitaciones en el registro de las causas de fallecimiento en los certificados de defunción, no están asociados a la diabetes”.
El presidente de la FEDE aportó datos igualmente impactantes como que la diabetes es la primera causa de ceguera en adultos; la primera de inclusión en programas de tratamiento sustitutivo renal (diálisis y / o transplante), y la cuarta de muerte prematura en mujeres y la octava en hombres. De ahí que Cabrera incidiera en la necesidad de formación e información para que los pacientes tomen el control de su propia enfermedad. En su opinión, “no basta con diagnosticar la diabetes, aplicar un tratamiento genérico y recomendar unos hábitos de vida saludables, sino que los profesionales de la salud deberían recibir la formación suficiente para adaptar la información que dan a cada paciente y que éste pueda entenderla y ser capaz de tomar protagonismo y asumir su parte de responsabilidad”.
Relación entre riñones y corazón
Las enfermedades relacionadas con el riñón son otras de las complicaciones de la diabetes que deben tenerse en cuenta. La diabetes tipo 2 es la causa más frecuente de insuficiencia renal en los países del mundo occidental, y su incidencia varía entre el 30% y el 40% en países como Alemania y los Estados Unidos1. Además, el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares es hasta tres veces mayor en pacientes con insuficiencia renal2. En palabras del presidente de ALCER, D. Alejandro Toledo, “debemos concienciarnos de que los riñones afectan al corazón y el corazón a los riñones. Estos órganos están interrelacionados y, por ello, hay que cuidarlos a la vez”.
En España, la Enfermedad Renal Crónica (ERC) afecta al 9,9% de la población española, según un estudio que la Sociedad Española de Nefrología (SEN) realizó entre 2005 - 2006 sobre población en general. En este informe, además, se detectó que los pacientes que tenían algún grado de enfermedad renal padecían también de hipertensión arterial (24%) y diabetes (9,2 %), con lo que el riesgo de progresión hacia un tratamiento sustitutivo de la función renal (diálisis o trasplante) era mucho mayor. El presidente de ALCER añadió también la existencia de diferentes estudios que han determinado que “muchos pacientes no llegan a este tratamiento sustitutivo porque fallecen con anterioridad y de forma mayoritaria por problemas cardiovasculares; muchos de éstos no conocían que tenían un problema de funcionamiento de sus riñones”. Una vez más, la prevención y la educación sanitaria se revelaron como fundamentales para reducir la mortalidad de estos pacientes.
Importancia de una vida saludable
Por su parte, el Dr. Leandro Plaza, presidente de la FEC, abordó las cuestiones relacionadas con los hábitos de vida saludables para reducir las enfermedades que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, como lo demuestra el hecho que “los programas de información sobre hábitos de vida cardiovasculares en países nórdicos han conseguido reducir la mortalidad cardiovascular en un 15% durante la última década”.
Llevar una alimentación equilibrada y variada, disminuyendo el consumo de sal y azúcares es una de las reglas esenciales para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. A esto hay que añadir la práctica de, al menos, 30 minutos de ejercicio diario, el control del peso y de la tensión arterial, la revisión de los niveles de colesterol y glucosa, el control del estrés y la ansiedad o el abandono del tabaco. Además, cada persona debería conocer su riesgo cardiovascular mediante una visita médica donde consular todas las dudas acerca de los hábitos de vida saludables adecuados para cada individuo.
Tanto Cabrera como Toledo y Plaza ofrecieron también su visión sobre la importancia de que pacientes, profesionales de la salud y administraciones públicas tengan información y formación suficiente sobre la diabetes, la relación entre la salud del riñón y el corazón y la necesidad de seguir hábitos de vida saludables. Y es que, la diabetes es un problema que, en España, afecta casi a 5.000.000 de habitantes, es decir, cerca del 14% de la población española, a pesar de que un 4% aún lo desconoce.
A nivel mundial afecta a 285 millones de personas, según la Federación Internacional de Diabetes (IDF, sus siglas en inglés), con el agravante de que, al menos, el 50% de ellas no saben que la padecen1. Además, cuando son diagnosticadas, muchas ya han comenzado a desarrollar complicaciones asociadas como pérdida de visión, insuficiencia renal, afección cardiaca, embolias o daños neuronales1.
Fuente: ALCER
Ana Hidalgo