Una nutrición adecuada ayuda a optimizar el sistema inmunitario, que, a su vez, elimina el VPH y ayuda al organismo a responder frente a los tumores cancerosos.
Las dietas con un alto potencial inflamatorio, al igual que el patrón dietético de estilo occidental, están asociadas con el desarrollo de cáncer de cuello uterino, particularmente entre las mujeres que tienen una infección por VPH y un estilo de vida sedentario. La dieta occidental, es alta en grasas saturadas y trans, azúcares agregados y sodio, esto aumenta la inflamación crónica y hace que controlar las infecciones por VPH sea más desafiante. La infección persistente por VPH conduce al desarrollo de cáncer de cuello uterino.
Una dieta de estilo mediterráneo, rica en frutas, verduras, guisantes o frijoles, grasas saludables y pescado, puede conducir a un menor riesgo de infección por VPH y cáncer de cuello uterino. La ingesta de antioxidantes como el carotenoides luteína, la zeaxantina y el betacaroteno , y las vitaminas C, E y A pueden suprimir el desarrollo de cáncer de cuello uterino, particularmente entre las que fuman. Además, nutrientes como el folato ,vitamina D y el licopeno puede detener la progresión del VPH a cáncer de cuello uterino.
Cada uno de estos nutrientes antioxidantes juegn roles superpuestos durante las etapas de desarrollo del cáncer de cuello uterino. Por lo tanto, es mejor centrarse en los patrones dietéticos generales y no solo en los nutrientes individuales.
Una mayor ingesta de frutas y verduras, que son ricas en varios nutrientes antioxidantes, se asocia con un menor riesgo de cáncer de cuello uterino. Un aumento diario de 100 gramos (g) de fruta, el equivalente a 1 taza de arándanos, se asoció con un menor riesgo de cáncer de cuello uterino. Asimismo, un aumento diario de 100 g de verduras tiene un efecto similar.
Una persona podría comer más: frutas y verduras, centrándose en la variedad de colores y texturas, carbohidratos complejos, como arroz integral, pasta, pan y nueces, semillas y aceites de oliva, hierbas y especias, como la cebolla y el ajo, productos lácteos bajos en grasa, como leche, queso y yogur legumbres como guisantes, lentejas y frijoles, incluidos garbanzos y frijoles rojos
Los alimentos que deben evitarse incluyen: alimentos ricos en azúcar añadida, carnes procesadas como fiambres carnes rojas alimentos ricos en grasas saturadas y trans carnes rojas como ternera, cerdo y cordero en cantidades de 101 a 200 g por día se asocian con un mayor riesgo de desarrollo de cáncer en mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas.