La Dieta Seignalet y las enfermedades autoinmunes

Por Anahigemma @anahigemma

Alimentación, la tercera medicina

Con este título tan contundente, en 1998 Jean Seignalet publicó "La alimentación, la tercera medicina", una obra en la que nos muestra su propuesta de dieta siguiendo una idea básica: algunos alimentos modernos están modificados respecto a los alimentos "ancestrales", mientras que nuestro sistema digestivo no se ha modificado y como causa de ello.

Cuando comemos alimentos genéticamente modificados (ya hablaré de ello más adelante) puede alterarse el equilibrio de la flora intestinal, conllevando una serie de problemas de salud, por lo que Seignalet expone las bases de una dieta sana y curativa/preventiva para muchas enfermedades, basada en su experiencia sobre más de 400 pacientes seguidos durante un largo periodo de tiempo.

¿Cuál es su filosofía sobre la dieta y alimentación como tercera medicina?

La filosofía de la dieta Seignalet consiste en ingerir alimentos que no estén modificados, y que por lo tanto sean totalmente asimilables.

¿Quién era Jean Seignalet?

Jean Seignalet nació en Montpellier el año 1936 y ejerció como médico y catedrático en el Hospital de Montpellier (Francia). Fue director durante 30 años del departamento de trasplantes de su Hospital, y pionero en el trasplante de órganos y tejidos, en especial los renales, cargo que ejercía junto a su plaza como profesor titular en la Facultad de Medicina de Montpellier, dejando un auténtico legado en esta ciudad francesa.

¿Cuál es su teoría sobre los alimentos?

Su extensa formación como médico y biólogo le permitió elaborar una teoría global que relacionase gran parte de las enfermedades autoinmunes (celiaquía, artritis reumatoide, colitis ulcerosa, hepatitis autoinmune, tiroiditis de Hashimoto, lupus eritematoso sistémico y discoide, psoriasis, etc.) con la alimentación moderna, diseñando una dieta que aplicó con gran éxito a sus pacientes.

Para ello, inicialmente diseñó una dieta para eliminar los posibles estimulantes del sistema inmune en enfermedades autoinmunes, especialmente en las reumatológicas: artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, etc.

Los buenos resultados obtenidos le animaron a aplicar su dieta a enfermedades autoinmunes de otras especialidades, y posteriormente incluso a otras enfermedades de causa no conocida.

Como he dicho antes, Seignalet plantea su propuesta de dieta siguiendo una idea básica de que algunos alimentos modernos están modificados respecto a los alimentos "ancestrales", mientras que nuestro sistema digestivo no se ha modificado.

Esta modificación de los alimentos "modernos" viene dada por varias vías, desde la alteración genética provocada por la agricultura, en el caso de algunos cereales (o algunos vegetales y/o frutas), o bien por la cocción a altas temperaturas, que modifica la estructura de las proteínas.

Y ya comienza el problema: las proteínas ingeridas, muchas veces pueden no ser digeridas por completo, alterando el equilibrio de la flora intestinal y pasando de una flora de fermentación (fisiológica) a una flora de putrefacción (no fisiológica).

Y de ahí entraría en marcha "el tercer cerebro": ya que esta alteración de la flora y del contenido intestinal genera toxinas que se absorben y alteran el equilibrio del organismo, dando lugar a una inflamación y como consecuencia alteración de la salud y "enfermedad".

La alteración de la flora intestinal puede venir dada por:

1) la eliminación del exceso de toxinas producidas por la ingesta del alimento modificado, en el caso de las enfermedades de eliminación,

2) por el acúmulo de estas toxinas en determinados órganos, en las enfermedades por acumulación,

3) o por la estimulación del sistema inmune por proteínas extrañas, en el caso de las enfermedades autoinmunes.

¿Cuáles son los principios básicos de la Dieta Seignalet?

La dieta de Seignalet viene marcada por la ingesta de alimentos básicos NO modificados genéticamente y para ello marca unas pautas generales:

1) Exclusión de los cereales, con algunas excepciones.

Quedan prohibidos el trigo, maíz, cebada, centeno, avena, espelta así como sus harinas y todos los alimentos fabricados con ellos. Hay que eliminar por lo tanto los alimentos que lo contienen: repostería, bollería, pan, pasta italiana, pizzas, cuscús, bulgur, etc.

Entre los cereales aceptados destaca el ARROZ. Mejor si es integral, ya que el arroz blanco suele ser refinado y retirado parte de su valor nutricional contenido en la cáscara.

Otro cereal que puede utilizarse en esta dieta es el trigo sarraceno, (teniendo en cuenta que NO tiene nada que ver con el trigo habitual) y este es bien tolerado por el organismo.

Amaranto, quinoa, mijo, teff, sorgo y otros cereales africanos pueden ser utilizados con precaución. (No hay datos definitivos sobre ellos).

En cuanto a las harinas para cocinar, pueden utilizarse las de los alimentos aceptados: harina de arroz, quinoa, garbanzos, trigo sarraceno, teff, amaranto, etc.

2) Exclusión de la leche animal y sus derivados.

Con ello se prohíbe la leche animal (vaca, cabra, oveja) y sus derivados (yogur, mantequilla, queso, nata), así como productos o platos preparados que la contengan.

Carne, huevos y pescados, cuanto menos hecho mejor. Y cocinados de la manera más ligera y simple posible (vapor, plancha o crudos).

Eliminar totalmente los embutidos y charcutería cocida o cocinada.

3) Consumo preferente de productos crudos y biológicos (más del 70% de la dieta debería ser cruda )

Fácil de seguir (o eso parece). Sí a las ensaladas, verduras crudas, fruta, frutos secos, germinados, semillas y similares. Para los aliños se puede utilizar sal sin refinar (sal Maldón) , pimienta, vinagre de manzana, limón natural, ajo, perejil, cilantro, etc.

Segnalier también aconseja que se consuman muchos: higos, dátiles, almendras, nueces, avellanas, olivas... ¡Pero siempre crudos, nunca tostados! Ni salados ni azucarados. El azúcar también está prohibido.

5) Uso de aceites vírgenes, obtenidos por primera presión en frío.

El rey de los aceites es el aceite de oliva virgen extra de primera prensada en frio. Rico en ácidos grasos monoinsaturados.

Los aceites de onagra y borraja que aportan ácido beta linolénico, pero en cocina no tienen buen uso (tomar en suplementos o en frío crudos),

El aceite de coco también está aconsejado, ya que cualquier aceite es bueno para la salud siempre que sea virgen y extraído de primera presión en frío.

6) Consumo frecuente de probióticos y tomar suplementos de magnesio.

Para ello, nada mejor que el kéfir de agua o de coco (sin azúcar). También es recomendable el polen y si fuera necesario se puede optar por suplementos nutricionales que contengan flora intestinal beneficiosa ( Lactobacillus acidophilus, L. caseii,L. o Bifidobacterium lactis, entre las más populares).

Para el tema del magnesio, mediante la dieta se puede satisfacer las cantidades diarias recomendadas, Este mineral es esencial para el buen funcionamiento del sistema nervioso y es imprescindible para la síntesis del colágeno, tan importante en las enfermedades reumatológicas. Se recomienda tomar aproximadamente 250 mg/día, (las pipas de calabaza son muy ricas en este mineral), así como los frutos secos, aguacate, legumbres, cacao puro (no confundir con chocolate), etc.

Por último, es preferible beber agua mineral sin ningún tipo de añadido (soda, azucares, etc) ni tampoco se debe tomar alcohol, ni refrescos carbonatados con o sin azúcar.

Fumar no es bueno para la salud, per Segnalier nos recuerda que TAMPOCO se debe llevar una vida con tabaco (ni drogas)

Por el contrario, el café se puede tomar con moderación (una taza al día) y el té es permitido sin restricción. (Mejor si es verde o rojo)

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Foto portada by Foodie Girl from StockSnap