En este ensayo me gustaría exponer algunas razones que justificarían la posibilidad de que el activismo vegano preste una atención especial al tema de la alimentación. Tengo cuatro razones principales que señalar, una a una:
- Empírica — Si tenemos en cuenta a todos los animales no humanos explotados, parece que, según las estadísticas, alrededor del 99% de estos animales son utilizados para alimentación. Además, cerca del 99% de la gente come animales —aunque quizás este porcentaje ya sea menor en determinados países en los que el número de veganos ha crecido exponencialmente— y practica ese hábito casi todos los días. Si eliminamos el 99% de la explotación animal parece razonable suponer que esto nos acerca a eliminar la totalidad de dicha explotación.
- Psicológica — Quien consiga dejar el hábito de comer animales le resultará mucho más fácil evitar el resto de la explotación animal. Obviamente el hábito de comer es esencial para la supervivencia, y desde la infancia somos acostumbrados a una forma y a un contenido sobre lo que comemos. Este hábito cobra un especial arraigo en nuestra mente y se convierte en una poderosa inercia. Superar esta inercia indicaría que en verdad nos importan los demás animales.
- Moral — Considerar a otros animales como si fueran comida es una forma de cosificación extrema. Todos sus intereses básicos no cuentan frente a nuestros deseos. No hay moralidad alguna en nuestra relación con los demás animales en tanto que los consideremos como objetos y recursos para satisfacer nuestros fines. La ética en su forma más elemental comienza sólo cuando asumimos que no está bien hacer daño a otros por motivos de placer, comodidad o costumbre. A esto es a lo que denominamos como principio humanitario. Si uno comienza siquiera por aceptar este principio esto quiere decir que no asume ninguna clase de moralidad respecto de los demás animales.
- Práctica — La mayoría de la gente todavía desconoce que podemos vivir saludablemente sin comer animales y tampoco sabe bien cómo adoptar una alimentación vegetal equilibrada y sabrosa. Por esto, ensenar a cocinar y difundir recetas no es algo frívolo sino que forma parte de la necesaria educación vegana de la sociedad. Desde un punto de vista práctico, no es menos importante explicar que algo está mal, y por qué está mal, que enseñar cómo evitar ese mal y sustituirlo por un bien.
Primero; la focalización en la dieta parte de una premisa hipotética no absoluta. Es algo que podemos hacer pero no que debamos hacer. Las razones apuntan a la legitimidad de esta posibilidad pero ningún argumento conduce a suponer haya una obligación de que el activismo vegano se centre en la dieta. No creo que sea obligado el focalizar en la alimentación. Se puede legitimamente no aplicar esta preferencia. Ahora bien, si alguien cree que debemos prestar especial atención sobre una cuestión entonces sí que sería obligado focalizar en el tema de alimentación, y no en otro asunto distinto. Ninguna de las razones expuestas justificaría, por ejemplo, focalizar en la vestimenta, o en la tauromaquia, o en el uso de animales para fines científicos.
Segundo; si las razones que expongo son correctas entonces puede estar justificado que un activismo vegano se focalice o preste atención especial a la alimentación, pero no se justifica sin embargo que el activismo se exclusivice o se limite sólo a la alimentación. Además, los argumentos de cualquier iniciativa vegana deberían indicar de forma muy explícita y clara que el problema moral es la explotación animal en general —que la injusticia es el uso de animales no humanos ya sea para alimentación o cualquier otro propósito— y no que el problema esté en el solo hecho de comer a otros animales. En ningún caso se justifica discriminar o ignorar a las demás víctimas del especismo que son explotadas para otros fines que no son la alimentación.
En conclusión, veo problemático que tantos veganos den por hecho que está justificado centrarse en la alimentación como forma de activismo, y tienden a hacerlo por inercia, no siendo conscientes de las razones que avalen esa postura. —Mucho peor aún es que alguien crea, erróneamente a mi parecer, que ser vegano es coherente con dedicar su activismo a campañas monotemáticas.— Sin embargo, es un imperativo racional reflexionarlo todo y no dar por sentado nada de lo que pensamos o hacemos. Si lo que hacemos es racional se debería poder justificar nuestras creencias y costumbres con argumentos razonados. De lo contrario tendríamos que cuestionar seriamente su validez.