La Echeveria forma parte de muchos escaparates en los que el protagonista son las bandejas florales formando rosetas. En verano pueden crecer a la intemperie, en balones y rocalla, pero por lo demás son totalmente plantas de interior.
Junto al Mediterráneo aparecen a menudo las especies de echeveria, de la familia de las crasuláceas, con carnosas hojas a veces blancas, a veces amarillas o incluso violetas. Algunas especies presentan hojas de un escarchado harinoso, que sirve a la planta de protección.
La echeveria requiere, tanto en verano como en invierno, un lugar claro. En invierno, exceptuando las especies que florecen entonces, hay que ponerla a una temperatura de 8º y regarla con mucha mesura. Tampoco en verano requiere mucha agua; un exceso las hace pudrirse.
Desde marzo hasta julio, se la puede abonar una vez al mes. Pero esta planta se da mejor en suelo arcilloso al que le podemos añadir arena. Las plantas jóvenes deben cambiarse de maceta en primavera cada año; más adelante, no hace falta.
La reproducción de la echeveria es sencilla, se pueden plantar acodos de hoja, incluso, simples pedúnculos de flor y echarán raíces. También podemos acudir a las semillas.