La edad de consentimiento para las relaciones sexuales

Por Pedsocial @Pedsocial

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad española, Ana Mato, ha propuesto a los grupos políticos elevar la edad de consentimiento sexual de los 13 años actuales hasta los 16. Como ese ministerio incorpora algunas competencias peculiares no sorprende que la iniciativa parta de allí, aunque a nuestro modesto entender, sería más logico que fuera una iniciativa de quienes regulan las leyes, por ejemplo el Ministerio de Justicia. No conociendo al detalle la propuesta y aún menos el texto que llegará al Parlamento se nos ocurre que mejor estarían dedicados su esfuerzos a otros aspectos más sanitarios de la sexualidad como la prevención del embarazo, la de las enfermedades de transmisión sexual entre los jóvenes o una mejor educación sexual en las escuelas.

(Ya hemos comentado en otra parte que el sistema de enseñanza oficial en España enseña muchas cosas menos cinco que parece que son como elementales para la vida moderna: conducir automóviles, el idioma inglés, la informatica aplicada, la comida y las maneras en la mesa y las relaciones sexuales. Eso hay que aprenderlo en la calle o en academias privadas) .

La edad de consentimiento sexual tiene muy diversa consideración en diferentes países . No deja de ser curioso que la más baja, 12 años, sea la que se admite en el estado Vaticano, donde no vive mucha gente joven y la inmensa mayoría tienen voto de celibato.

Regular la edad de comienzo de la relaciones sexuales sólo tiene sentido cuando existen conflictos y el consentimiento resulta dudoso. La figura del estupro contiene precisamente los elementos de perversidad que las diferencia de edad o de poder pueden hacer que una relación pueda ser considerada no consentida.

Sin embargo la legislación española permite el matrimonio a edades tempranas que además es práctica común entre algunas minorías étnicas como los gitanos.

Se legisle lo que se legisle, los chicos y las chicas van a mantener relaciones sexuales tan proto sus hormonas lo estimulen lo suficiente y siempre va a parecer que es más pronto de lo que se esperaba y con más promiscuidad de la deseable si se tiene en cuenta que la candidez y la ignorancia puede convertir toda esa actividad en una conducta con riesgo, que no de riesgo.

Lo eficaz es actuar para reducir al mínimo las situaciones de riesgo y, en su caso, ponerles remedio. O sea fomentar la información sobre el sexo, facilitar medidas preventivas de embarazos y ETS de fácil alcance para los jóvenes y remediar las incidencias de forma efectiva que deje las menos secuelas posibles.

X. Allué (Editor)