En el circo de tres pistas en que el populismo nacionalista ha convertido la política latinoamericana, a la España gobernada por el Partido Popular (PP) le ha tocado el papel de payaso de las bofetadas. Hace seis meses escasos, Mariano Rajoy nos prometía en su campaña electoral, con la arrogancia y prepotencia acostumbradas por la derecha extrema española, "devolver a España al lugar que le corresponde en el mundo". Pues si convertirse en el hazmerreír universal por mor de la voluntad de cualquier caudillo americano metido en problemas internos es ocupar el lugar que nos corresponde en el mundo, apaga y vámonos.
Ayer fue Evo Morales el que expropió Red Eléctrica Española, la compañía que gestiona el 85% del transporte de la energía eléctrica en Bolivia. Cómo llegó semejante tarta a las manos de la empresa española en tiempos de Aznar, nadie lo explica. El expropiador de ahora es el mismo Morales por cierto que está encantado de la vida con Repsol-YPF, empresa que en Bolivia se dedica a buscar petróleo en parques nacionales y territorios indígenas, y que cuando estos últimos muestran su irritación les manda a los antidisturbios para que abran vía al progreso a tiro limpio. Precisamente los problemas de Evo Morales con los indígenas, que fueron su excusa para encaramarse al poder a lomos de una presunta "revolución popular", no hacen más que acrecentarse con episodios como la construcción de una carretera transboliviana para conectar Brasil y Perú, obra faraónica que arrasará cientos de miles de hectáreas de tierras vírgenes pobladas por bolivianos autóctonos.
Así que como la Pachamama llora a moco tendido por las malas artes de Morales y sus arreglos con multinacionales petroleras o constructoras/destructoras, el mestizo que reina en la Paz se ha apuntado de inmediato a la doctrina Kirchner: estacazo y tentetieso a una multinacional española más indefensa. Obviamente Evo Morales sabe a quien le sacude: ni en sueños se le ocurriría "nacionalizar" una empresa británica, alemana o francesa y mucho menos estadounidense, menudas las gastan los yanquis. Zurrarle a "España" es gratis, y da prestigio. Pronto les tocará el turno a los bancos.
A esto nos ha llevado el PP, aunque la cosa viene de lejos. Un viejo aforismo muy difundido en ambientes políticos del norte de África dice que los servicios secretos británicos pagan y no pegan, los franceses pegan y no pagan, y los españoles ni pegan ni pagan. Aplicado al caso de los populismos latinoamericanos, está claro que las multinacionales españolas no saben ni sobornar a caudillos más que sobornados por otras empresas y países. Rajoy y compañía deben pensar que a los "indios" con mando en las ex colonias se les sigue comprando con collares y rosarios de vidrio. Es el problema de la derecha española: sigue viviendo en los tiempos de Isabel la Católica.
En la fotografía que ilustra el post, soldados bolivianos ocupan instalaciones de Red Eléctrica.