El riesgo de aprender de tus experiencias
Probablemente conoces la espiral del fracaso: Cada intento de organizar tu forma de trabajo es más difícil que la anterior. Cada vez que te apuntas nuevamente al gimnasio (en enero) tus posibilidades de éxito son menores que hace un año. Y cada día que pasa sin meditar lo hará más improbable que lo hagas mañana. Hasta que llega el día que decides que “soy una persona caótica y no me sirven las sistemas de productividad” o “no soy el tipo de persona que disfruta de deporte.” Has llegado al fondo de la espiral, resignándote a sentirte fracasado, que no puedes, que no sirves para estas cosas. Has aprendido de tus experiencias y ahí se quedarán.
O quizás es hora de rediseñar la espiral, para que apunte hacia arriba y te impulse en tus deseos de cambio.
El motor: tu motivación reaprovechada
Cuando quieres cambiar algo, lo normal es que lo quieras hacer ya. Subestimamos sistemáticamente lo que nos costará llegar a nuestro destino y sobrevaloramos nuestra fuerza de voluntad, nuestras habilidades y nuestros conocimientos. Esta motivación inicial es genial, porque nos permite empezar. Cuando decidí a participar en la carrera de obstáculos Spartan no tenía claro que lo significa hacer 30 burpees. Cuando anuncias que escribirás este libro no sabes realmente lo que significa poner 22.000 palabras en papel. Lo que sí tienes es una sobredosis de optimismo y ganas de empezar a correr, escribir, cocinar, … inmediatamente. Esta motivación y este optimismo serán tu motor.
Diseña tu propia espiral de éxito
Algo que aprendí en mis retos mensuales (y la clave del éxito de Shojiki) es la importancia de definir el camino que quieras recorrer antes de dar el primer paso. La idea detrás de la espiral de éxito es diseñar este camino de una forma que no vas a fallar. Con cada paso victorioso tu autoestima crecerá, tus ganas de seguir se mantendrán intactos, y generarás más energía para poder aplicarlo a otras metas que todavía están pendientes. El truco está en dividir tu sueño en pequeños pasitos, tan pequeños que casi no te cuesta realizar cada pasito.
- Define tu meta y el horizonte temporal. Si, es posible que quieras hacer un cambio duradero, aún así, para crearlo es necesario que te comprometes por un tiempo determinado después del cuál evaluarás si vale la pena seguir.
- Define una plan para llegar a esta meta desde ahora, calculando lo que tendrás que hacer cada día o cada semana.
- Decide que método de medición vas a utilizar para medir y visualizar tu avanze.
- Define el recordatorio y/o avisa a tu pareja / amigo / compañero de piso que no irás a dormir sin haber cumplido.
En los siguientes ejemplos verás que la tarea cada día es tan “insignificante” que te daría vergüenza no hacerlo (vamos, 2 min intentando hacer el pino cuesta exactamente 2 min). Y cada día que cumples tu autoestima de que sí puedes cumplir se recupera un poquitín.
Meta: carrera de 10k
- Definición: terminar los 10 km sin caminar en la carrera oficial del día x
- Plan: Salir a correr 4 veces a la semana siguiendo el plan de entrenamiento y.
- Método de medición: aplicación de móvil (por ejemplo endomondo, runkeeper…)
- Recordatorio: alarma del móvil
Meta: Escribir un libro en 30 días
- Definición: escribir 22.000 palabras en 30 días
- Plan: Escribir 750 palabras por día.
- Método de medición: Recuento de palabras, anotado en mi agenda, o beeminder
- Recordatorio: alarma
Meta: hacer el pino sin apoyo
- Definición: hacer el pino sin apoyo durante 2 min
- Plan: Practicar durante 2 min cada día
- Método de medición: Anotar minutos practicados en la agenda.
- Recordatorio: alarma, beeminder
Pruébalo y recupera tu autoestima
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Imagen: jl.cernadas/flickr