Hay gente que no es sincera en las relaciones de pareja, que no les interesa el amor y compartir su vida con otra persona, lo único que les interesa es beneficiarse de estar con alguien, aprovecharse de él o ella para sencillamente no estar solo o sola. Walter Riso habla de la estrategia de Tarzán para referirse a ese cruel plan en el que una persona no rompe con su pareja hasta que ha conseguido tener y asegurada a otra, no suelta “una liana hasta que tiene otra bien agarrada”. Todo el mundo se puede equivocar, el amor no es para siempre y uno puede no ser consciente que está dejando de querer a su pareja y empezar a enamorarse de otra persona. Incluso uno puede estar muy satisfecho de su relación de pareja y sentirse enamorado hasta que, de repente, obsesionarse o enamorarse de otra persona. No se trata de un amor que acaba y otro que comienza. El “tarzán” es consciente de su mentira, de que está cumpliendo a rajatabla aquel refrán español de “nadar y guardar la ropa”. Por eso se deja querer, busca pareja, nunca desaprovecha la oportunidad por si encuentra algo que él cree mejor, y se pone a la caza de una nueva víctima. Eso sí, no quiere perder su actual pareja sin tener nada seguro, ¿Y si se queda sin lo que tiene y sin lo que quiere? Por eso trabaja por enamorar al nuevo amor, y cuando lo ha conseguido todo es más fácil: provoca problemas y discusiones para finalmente dejar a su pareja, que posiblemente no se haya dado cuenta de nada de lo que estaba pasando, y objetivo conseguido.
Si has tenido una “pareja tarzán” no tienes nada que reprocharte, no te preocupes. Es cierto aquello de que la última persona que se entera es la primera que tendría que saberlo. Hay personas que saben mentir muy bien y las relaciones no se pueden convertir en una desconfianza continua. No hay mal que por bien no venga, y los tarzanes y las tarzanas cuanto más lejos mejor.
Imagen de Sean MacEntee (CC BY-NC-SA 2.0) de Flickr