UNICEF no recibe fondos del presupuesto de la ONU. Confia totalmente de donaciones voluntarias para financiar la labor fundamental de proteger a los niños y sus derechos. Recauda dinero del público en general, incluyendo donaciones, legados, las ventas de tarjetas y regalos y recaudación a partir de fondos individuales. También recibe dinero de organizaciones, incluidos las corporaciones asociadas, organizadores de eventos, fideicomisos y fundaciones de beneficencia, los departamentos gubernamentales y otros organismos que puedan ofrecer una subvención.
Por ejemplo, en el Reino Unido el total de ingresos para el año 2011 fue de 95 millones de libras esterlinas (unos 117 millones de euros), lo que permitió invertir 75,7 millones de libras en programas para niños. De esta cantidad, £ 62,4 millones se destinó a emergencias como las que ocurren en el Este de África. Esto representa un aumento de más del 23% con respecto a 2009. El aumento fue sólo posible gracias a la generosidad continuada de colaboradores que comparten el deseo de corregir los errores y los horrores con que se enfrentan los niños en todo el mundo. En particular, la generosa respuesta a las situaciones de emergencia en Haití y Pakistán.
El Informe anual de UNICEF de 2011 destaca el compromiso continuo de la organización para lograr mejores resultados en favor de la infancia por medio de sus programas en más de 150 países y territorios. Durante el año 2011, UNICEF ayudó a los niños y niñas más desfavorecidos a alcanzar su pleno potencial mediante intervenciones destinadas a salvar y mejorar sus vidas, lo que subraya la importancia de ampliar los esfuerzos para llegar a las comunidades más pobres y remotas. UNICEF también ayudó a las comunidades afectadas por situaciones de crisis a reconstruir y fortalecer su capacidad de recuperación para el futuro.
Más de la mitad de los gastos en programas se destinó a iniciativas en pro de la supervivencia y el desarrollo en la primera infancia. Eso sería la “E” de UNICEF, porque la asistencia a la primera infancia es una emergencia: la primera infancia sólo dura un par de años. Sobrevivir esos dos años es una emergencia. Como lo era en los años después de la II Guerra Mundial cuando se creó UNICEF. Una emergencia que no ha cesado.
Queda aún mucho por hacer.
X. Alué (Editor)