La fábrica de loza de La Cartuja – Pickman
Por Lparmino
@lparmino
Fábrica de La Cartuja, Sevilla
Fotografía: fvanrenterghem - Fuente
Tras años de incertidumbres, la fábrica de lozas de La Cartuja ponía de nuevo en marcha la producción en su centro sevillano de las Saltares. Continuaba así una tradición iniciada hace 150 años cuando una familia de comerciantes ingleses instalados en Sevilla creaba en 1841 una de las firmas más reconocidas en la elaboración cerámica española del XIX y del XX. No puede obviarse el valor artístico de las producciones cerámicas, especialmente en un centro de tradición alfarera de la relevancia de Sevilla. Pero la cerámica encierra a mayores un profundo valor documental cuya lectura puede ofrecer una visión próxima y veraz de la sociedad en la que se inserta. La fábrica de La Cartuja de Sevilla es reflejo de los intereses y gustos de un determinado momento, además de ser testimonio no sólo de la historia industrial de un país, sino también política y social.
Fuente de La Cartuja, 1917 - 1930
Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla
La iniciativa empresarial partía de una familia de comerciantes ingleses dedicados a la exportación de lozas inglesas y que disponían de una delegación comercial en la ciudad de Cádiz para introducir sus productos en España. En la década de los treinta del siglo XIX, políticas arancelarias fuertemente proteccionistas gravaban las importaciones extranjeras. Carlos Pickman, residente en Cádiz, decide instalarse en Sevilla para producir lozas “a la inglesa” que satisficiesen las exigencias de la clientela burguesa del país. En España apenas subsistían dos fábricas de patrocinio real cuyas producciones eran excesivamente costosas (La Moncloa y Alcora). Con esta iniciativa, los Pickman trataban de conquistar un nicho de mercado que ninguna empresa española era capaz de ocupar.
Chimeneas de la fábrica de La Cartuja en Sevilla
Fotografía: Stak! - Fuente
La primera sede fabril se instaló en un edificio desamortizado, el monasterio sevillano de Santa María de las Cuevas, La Cartuja. Urbano Lissen, del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, consideraba la proximidad del Guadalquivir para la recepción de materias primas como causa de la elección según afirmaba en un artículo de Pepe Barahona publicado por El Mundo (edición digital del 31 de octubre de 2011) con motivo de la exposición “La Cartuja. Mucho más que loza”. El edificio fue alquilado en 1838 y finalmente adquirido en 1840. En la actualidad, todavía se conservan en el lugar cinco hornos – botellas de los diez que se construyeron. La Cartuja introdujo métodos productivos que incluían aspectos productivos y organizativos de gran innovación que supuso el reconocimiento de la fábrica cuando en 1873 se concede al fundador de la firma el título de marqués de Pickman en reconocimiento a su aportación “a los procedimientos industriales”.La fama de la producción de La Cartuja vino de la mano de sus vajillas con sus motivos decorativos que suponen el triunfo del gusto inglés decimonónico entre la burguesía española. Destacan, especialmente, las escenas con vistas urbanas y de paisajes, muchas veces de inspiración romántica inglesa, y otros motivos naturalistas diversos. Estas piezas proporcionan a la fábrica su mayor época de esplendor como lo demuestran las muchas medallas obtenidas en diversas exposiciones nacionales e internacionales o al convertirse en proveedora de la Casa Real en 1870 reinando Amadeo de Saboya. Otras producciones se centraban en una loza funcional, tanto con destino doméstico como ornamental – arquitectónico. La producción de piezas de mera función decorativa, de gran tamaño, supusieron también una merecida fama a la fábrica. La producción azulejera bebe directamente de la rica tradición sevillana, en especial al inspirar sus cloisonnés en los azulejos de cuerda seca tan típicas de la ciudad.
Frutero de porcelana fechado entre 1860 y 1880
Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla
Carlos Arenas Posadas analiza las causas del declive de la fábrica de los Pickman en su artículo “La Cartuja de Pickman. La primera fábrica de cerámica artística y loza de España, 1899 – 1936” (publicado en 2007 en la Revista de historia industrial, número 33). Lo cierto es que la Guerra Civil, con sus trágicas consecuencias, marca el inicio del fin de La Cartuja (muchos productos desaparecen en la década de los cuarenta). Sin embargo, Arenas Posadas insiste en la ineficacia de una directiva para adaptarse a una nueva circunstancia productiva, comercial y legal. En la actualidad, tras los fracasos y las ineficaces políticas de muchos de los propietarios, la fábrica ha iniciado una nueva andadura tratando de recuperar una de las principales señas de identidad de Sevilla, sin olvidar cuestiones tan fundamentales como la investigación y la innovación, dando continuidad a uno de los mayores centros productivos de cerámica de nuestro país.Luis Pérez Armiño