El siglo XIX contempló la aparición y el desarrollo de las máquinas, de la arquitectura del hierro que transformaría el mundo. Los artistas, grandes observadores de la realidad, perciben con fuerza el progreso y los cambios que el ser humano va a experimentar y comienzan a inmortalizar, en sus obras, las sensaciones visuales y psicológicas que aparecen unidas a los avances tecnológicos.En el siglo XIX el arte también tuvo su revolución. Se va alejando del academicismo del siglo XVIII y comienza a abrir nuevos caminos que alteran las formas y las técnicas utilizadas hasta el momento. Surgen diversos movimientos artísticos no siempre bien recibidos por la crítica de arte. Todos ellos hicieron al ferrocarril objeto de interés.
Uno de los maestros del IMPRESIONISMO, Monet. pintó, en 1877, una serie de doce telas de "La estación de Saint-Lazare" en la que muestra los cambios que experimentaba el entorno a lo largo del día, ese ambiente en que el humo del vapor variaba en función de la luz del amanecer, del mediodía, cenital... Tras haber dedicado una parte importante de su obra a la representación del paisaje, la temática del progreso técnico centrará su interés. Es la época en que se transforma el urbanismo de París con Haussman. La estación Saint-Lazare fue ampliada con vidrio y acero por el ingeniero EugèneFlachat que realizó el Pont de l'Europe sobre la estación, cuya imagen inmortalizó el pintor GustaveCaillebotte
Van Gogh se interesa por el paisaje, un paisaje humanizado en el que une la naturaleza y la actividad humana. Utiliza colores puros con gran carga emotiva.
"Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una belleza nueva: la belleza de la velocidad. (...) "Los objetos en movimiento se multiplican y se distorsionan como vibraciones a través del espacio."MARINETTI: "Manifiesto del futurismo", 1909
GINO SEVERINI: "Tren armado en acción", 1915
El pintor estadounidense EDWARD HOPPER fue uno de los principales representantes del realismo del siglo XX. El tratamiento cinematográfico de las escenas y el personal empleo de la luz son los principales elementos diferenciadores de su pintura. Aunque pintó algunos paisajes y escenas al aire libre, la mayoría de sus temas pictóricos representan lugares públicos, como bares, moteles, hoteles, estaciones, trenes, todos ellos prácticamente vacíos para subrayar la soledad del personaje representado. Acentúa el efecto dramático por medio de fuertes contrastes de luces y sombras y la escenografía en que sitúa a sus personajes. Su obra se caracteriza en su conjunto por representación de la realidad cotidiana y por la perfecta captación de la soledad del hombre contemporáneo. A través de su pintura nos acercamos a la América de la Gran Depresión, que para él simbolizaba la crisis de la vida moderna.