El formato propuesto consiste en que, en cada segmento (Q1, Q2 y Q3), el tiempo final de cada piloto sería el acumulado de sus dos mejores vueltas. En este escenario, Nico Rosberg habría obtenido la pole ayer, y no Lewis Hamilton. Se desconoce, por el momento, si ésto supone el fin de las "eliminaciones" o un aumento de los juegos de neumáticos disponibles. La opción de volver al sistema de 2015, en palabras de Christian Horner, está descartada, ya que tanto la FIA como, sobre todo, los promotores son "reticentes" a ello. Todo ello, en medio de una situación que se ha convertido en un tremendo quebradero de cabeza para la Fórmula 1.
Tras la negativa del Grupo de Estrategia a cambiar el formato por la falta de unanimidad en la petición inicial, la clasificación por eliminación recibió una segunda oportunidad este sábado, propiciando situaciones similares a las vistas en Australia, en las que el orden de cada sesión estaba bastante decidido varios minutos antes de su conclusión, y forzando incluso a que equipos como Williams sacasen sus coches a dar vueltas sin más "por el bien del deporte".
Esta misma mañana, Toto Wolff comentaba que la Fórmula 1 debería "crucificar públicamente" a cualquiera que bloquee un cambio en el sistema de clasificación. La situación sigue teniendo una salida muy complicada, y así seguirá siendo mientras siga sin haber unanimidad en cómo proceder. Hasta entonces, no sólo no hay ganadores, si no un gran perdedor: la competición en sí.