La fotografía es cosa de automóviles

Por Marcelo Caballero

De alguna manera, con un desfasaje de pocos años, la irrupción de las cámaras de 35 mm. (livianas, discretas) coincidió con la aparición generalizada de los autos por los calles de cualquier ciudad. De esa manera, los automóviles se convirtieron en iconos urbanos por excelencia y, desde la perspectiva que ofrece el tiempo,  se revaloriza su inclusión como documento de época.Uno de los primeros fotógrafos documentales que entendió su importancia fue Walker Evans.Los utilizaba como fondos en sus composiciones,


New York 1929 (c) Walker Evans

 o inclusive los retrataba para entender su evolución en un país en una grave crisis como la Estados Unidos de los años '30.

1936 (c) Walker Evans

o como señal de distinción social

1932 (c) Walker Evans


Los autos, con el tiempo, se convirtieron, para algunos fotógrafos,  en herramientas necesarias para hacer realidad ese sueño del “viaje iniciático”. El “ir en auto por la ruta” fue el salvo conducto inspirador para fotógrafos como Robert Frank, Bernard Plossu, Joel Meyerowitz o Lee Friedlander;  y así dar dar rienda suelta a la fotografía de carretera.

1955 (c) Robert Frank


Mucho tuvo que ver en todo esto, la irrupción de star systems de Hollywood como, por ejemplo, James Dean 0 escritores díscolos como los beatniks que estimularon en el imaginario colectivo la noción del viaje en auto como una temática a explorar con una cámara.

Grecia 1967 (c) Joel Meyerowitz


Películas de alcance global como Easy Rider, Bonnie y Clide o, más adelante,  Paris Texas, ayudaron a catapultar como discurso visual al auto en viaje con fotógrafos.


ruta 66 USA (c) Bernard Plossu

Acabo de poner los coches en el mundo, en lugar de un pedestal” comentaba Friedlander en 1964,  luego de recorrer todo Estados Unidos en automóvil.

1964 USA (c) Lee Friedlander


Para él era más interesante, retratarlos en espacios de tránsito, junto a tiendas baratas y de comida chatarra que en lugares seductores.

Detroir 1963 (c) Lee Friedlander


Por otro lado, la presencia de los automóviles para Garry Winogrand siempre encierra una atmósfera de una gran carga psicológica.

Houston 1964 (c) Garry Winogrand

Y de su ausencia también.

Alburquerque 1957 (c) Garry Winogrand


Luego, en los ’70 del siglo pasado, el automóvil tomó color a través del ojo de William Eggleston  que lo elevó a la categoría de identidad, como es el caso de la americana.


Mississippi 1970 (c) William Eggleston


Algo que también logró darle Raghubir Singh al Ambassador en la cultura india. 

Uttar Pradesh, India 1977 (c) Raghubir Singh

Como ven, los caminos de la fotografías se cruzan permanentemente con el automóvil. Por eso, es más fácil hablar de algún fotógrafo clásico que todo lo que se hizo que daría para una colección de libros. En este sentido, me gustaría nombrar por último a Harry Gruyaert. Para quien los automóviles siempre funcionaron como un elemento más en sus imágenes cinematográficas, con una luz especial y color.

(c) Harry Gruyaert

El sábado pasado se inauguró una expo de Gruyaert en Amberestitulada: It’s not about cars (No se trata de coches) y para los que gusten de sus fotografías pueden hacerse de un catálogo de esta expo que bien vale la pena. ahhh...y firmados por el autor...quedan pocos ejemplares....

(c) Harry Gruyaert

Hasta pronto!


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