La fructosa de la frutas
En nuestra dieta la fructosa está presente principalmente en azúcares añadidos, miel y frutas. La gente ingiere cada vez con más frecuencia fructosa a partir de sacarosa, un disacárido que contiene 50% de fructosa y 50% de glucosa unidas entre sí, y el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), una mezcla de fructosa libre y glucosa libre, por lo general en una proporción 55/45. Con la introducción del jarabe de maíz en la década de 1970, se produjo un aumento en el consumo de fructosa, y curiosamente las tasas de obesidad han aumentado de forma simultánea.
Hace no mucho hablaba sobre la lactosa y cómo ésta estaba presente en todas las leches, pues bien, la fructosa es su equivalente en las frutas, ya que todas las frutas naturales tienen cierta cantidad de fructosa (a menudo con glucosa), que puede ser extraída y concentrada para hacer un azúcar alternativo.
Afortunadamente cada vez más gente toma conciencia de los peligros del exceso de fructosa en la dieta. En un nuevo artículo sobre la fructosa comentan lo peligroso que podría ser este simple azúcar. Proporcionan una descripción sucinta de los recientes estudios clínicos y experimentales para entender cómo una cantidad excesiva de fructosa pueden desempeñar un papel en los problemas de presión arterial alta, diabetes, obesidad y enfermedad renal crónica.
Para muchos investigadores existe de hace tiempo un vínculo entre un consumo excesivo de fructosa y el síndrome metabólico. Sin embargo, tras este nuevo estudio, los autores concluyen que también hay evidencias crecientes de que la fructosa puede jugar un papel en la hipertensión y enfermedad renal. De hecho advierten que sería bueno que los médicos recomendaran a sus pacientes que siguen dietas bajas en proteínas que intenten limitar los azúcares añadidos que contienen fructosa.
Esta información se desprende del artículo publicado en asnjournals.org sobre El efecto de la fructosa en la biología y la enfermedad renal.
Relacionado con: Fructosa, Jarabe de maíz