La impresionante galaxia espiral barrada NGC 3887, se encuentra a más de 60 millones de años luz de distancia en la constelación la Copa. Su curiosa orientación hacia nosotros nos permite observar en detalle los brazos espirales y la espectacular núcleo central, lo que la convierte en un objetivo perfecto para estudiar los brazos sinuosos de una galaxia espiral y las estrellas dentro de ellos y conocer su funcionamiento en la galaxia global.
La existencia misma de los brazos espirales en las galaxias fue durante mucho tiempo un problema para los astrónomos ya que no entendían muy bien su funcionamiento y dinámica en una galaxia.
Los brazos emanan de un núcleo giratorio y, por lo tanto, deben enrollarse, en teoría, cada vez más apretadamente, lo que haría que finalmente desaparezcan después de un corto período de tiempo. Pero los astrónomos encontraron la solución a este problema, en lugar de comportarse como estructuras rígidas, los brazos espirales son áreas de mayor densidad en el disco de una galaxia, con dinámicas similares a las de un típico atasco de tráfico que todos sufrimos en las grandes ciudades. La densidad de los automóviles que se mueven a través de un atasco aumenta como es lógico en el centro del atasco, donde se mueven más lentamente. Los brazos espirales funcionan de manera muy similar. A medida que el gas y el polvo se mueven a través de las ondas de densidad, se comprimen y permanecen antes de salir de ellas nuevamente. Lo podemos apreciar en la siguiente simulación:
Las velocidades de las estrellas internas están muy exageradas en comparación con las estrellas externas, ya que esto nos ofrece una vista más espectacular y muestra más evidentemente que la estructura espiral se mantiene incluso cuando las estrellas se mueven a través de los brazos espirales. Y, por supuesto, la materia oscura no se tiene en cuenta, lo que produciría velocidades distribuidas aún más uniformemente
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