La gente de verdad

Por Masqueudos

De un tiempo a esta parte me he quedado solo con la gente de verdad. Y he aprendido a reconocerla, que no es nada fácil.

La gente de verdad no desapareció cuando llegó la pandemia. Y tiene el teléfono a mano para escribir o llamar de vez en cuando. Cuando tengo a alguien así enfrente sé que puedo ser yo misma y no tengo que decir que “todo va bien” y “saldremos de esta” porque no lo sé y porque yo también soy de verdad.

Me alejé (o al menos lo intento) de los que no saben pedir perdón o dar las gracias. Ya no es que me moleste que alguien me mienta sino más bien que no diferencie entre lo que hace bien o lo que hace mal. No me gusta tener cerca a gente que no sabe llorar, porque llorar, aunque duela y cueste, es también muy de verdad.

Así que si hace mucho que no hablas conmigo, que no tienes ni idea de cómo me va o si saldré adelante con esta pandemia ni te molestes en intentarlo. Ya decidiste. Y yo también. No me interesas. Y no hay nada más que hablar