Venezuela está presente en la actualidad de muchos países, dentro de sus telediarios, periódicos, redes sociales y en los debates de los distintos congresos, esta es una de las razones por la cual, “La hija de la española“ está sumando lectores.
Una novela cargada de drama en la cual, la violencia extrema consigue un papel importante entre sus páginas. Una mujer desempeña el papel de protagonista. Ella llega a una situación límite, en dónde tomará decisiones que probablemente nunca hubiese tomado.
Al terminar de leerlo y excluyendo la ficción, podemos debatir sobre la verdad y la mentira que agrupa esta novela. Cabe destacar que la lectura no es ágil. Contiene muchos detalles, giros y junto a su prosa, le convierte es un libro que debe ser leído con tranquilidad.
Capta la atención de forma correcta, inyecta intriga en el lector y suministra información para poder comprender el escenario social, político y económico que vive Venezuela. Sin embargo, es cierto que si no conoces el país y solo te guías por la información que llega por los medios de comunicación, no tendrás acceso mediante esta novela a información determinante que quizás, tengas mayor responsabilidad sobre la situación actual venezolana.
Adelaida Falcón, una maestra caraqueña, fallece tras una larga enfermedad. Su hija Adelaida, de treinta y ocho años, no tiene a nadie y vive en una ciudad donde la violencia marca el ritmo diario de la existencia. Poco tiempo después del entierro, encuentra su casa tomada por un grupo de mujeres a las órdenes de la Mariscala. Llama a la puerta de su vecina sin hallar respuesta: Aurora Peralta, a quien todos llaman «la hija de la española», ha muerto. Encima de la mesa del salón, una carta le comunica que le han concedido el pasaporte español. Adelaida solo tiene que deshacerse del cadáver que yace en el suelo y usurpar la identidad de su vecina para huir del infierno. La hija de la española es el retrato de una mujer que escapa de todos los estereotipos enfrentada a una situación extrema.