Se estima que entre el 15 y el 30% de los pacientes hospitalizados presenta un cuadro de hiponatremia (disminución de los niveles de sodio en plasma por debajo de135 mmol/L), siendo el trastorno hidroelectrolítico más frecuente. Esta descompensación en el organismo da lugar a un déficit de la atención, dificultad para concentrarse, cansancio, irritabilidad, cefaleas y puede derivar en un cuadro potencialmente mortal, asociándose a una mortalidad entre 40 y 60 veces superior respecto a personas normonatrémicas.
Recientes investigaciones apuntan además a que se asocia a un mayor riesgo de sufrir caídas y fracturas. En un estudio se comprobó que uno de cada cuatro pacientes con este trastorno en la forma más leve se había caído recientemente. En otro trabajo más amplio se confirmó que en los pacientes con una hiponatemia leve (131±3 mmol/L) la frecuencia de fractura ósea se triplica con respecto a pacientes normonatrémicos. En la actualidad, se está estudiando la relación de este trastorno con la osteoporosis y los resultados, aunque todavía muy preliminares, señalan que la hiponatremia se acompaña además de una pérdida de masa ósea.
“Con estos datos, lo normal sería estar hablando de un problema conocido y tratado. Sin embargo, la hiponatremia pasa desapercibida y sin diagnóstico”, asegura el doctor Carles Villabona, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Bellvitge en Barcelona. Este trastorno ha sido uno de los temas que se ha abordado en el 53º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, celebrado en Santiago de Compostela la pasada semana.
Según explica la doctora Isabelle Runkle, del servicio de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición del Hospital Universitario Clínico San Carlos en Madrid, “el sodio es un valor incluido de forma regular en las analíticas que se hacen a todos los pacientes que ingresan y a los que están en los centros hospitalarios. Sin embargo, en un número importante de enfermos ya se registran niveles bajos en el momento del ingreso, que deberían alertar sobre el riesgo de complicaciones, pero en muchas ocasiones, ocurre que no se le presta atención, hasta que se produce, en el peor de los casos, una complicación neurológica”. Como puntualiza esta especialista, “incluso se adoptan medidas sin tener en cuenta este valor, como por ejemplo la administración de líquidos, que pueden tener un efecto contraproducente, al estar contraindicada y puede llevar a un empeoramiento de la hiponatremia con consecuencias neurológicas importantes”.
Estos endocrinólogos ponen énfasis en la necesidad de reconocer que las hiponatremias, tanto la de carácter más leve como las más severas, son marcadores de morbi-mortalidad, y por lo tanto, es preciso, diagnosticarlo y tratarlo de forma correcta.
Samsca® (tolvaptán), pertenece a una nueva clase terapéutica y es el primer y único tratamiento específico de la hiponatremia asociada al síndrome de la Secreción Inadecuada de la Hormona Antidiurética, conocido como SIADH (el 40% de los casos de hiponatramia está asociado al mismo). Actúa inhibiendo el receptor de la vasopresina, dando lugar a la eliminación de agua libre de solutos e incrementado la concentración del sodio sérico de una forma eficaz y controlada. Dos estudios, el SALT1-2 (Study of Ascending Levels of Tolvaptán in Hyponatremia), han mostrado que es posible corregir de forma eficaz y controlada los niveles de hiponatremia con Tolvaptán tanto a corto como a largo plazo (Estudio SALTWATER), además de mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
De acuerdo con las guías de práctica clínica internacionales, se aconsejan los vaptanes tanto en el tratamiento de la hiponatremia leve como moderada. “Los pacientes con una sintomatología moderada (somnolencia, confusión, inquietud, nauseas, vómitos y desorientación) se pueden beneficiar del tratamiento con vaptanes o de la utilización de solución salina hipertónica, seguido de restricción hídrica. Ante una hiponatremia con síntomas más leves (cefaleas, irritabilidad, déficit de atención, alteración en la memoria), el tratamiento debería contemplar la restricción hídrica, aunque los vaptanes podrían ser adecuados en unas condiciones clínicas específicas (alteración de la marcha o riesgo de fractura, incapacidad de tolerar restricción hídrica o tras fallo de la misma)”, señala el doctor Villabona. En los casos más graves, el tratamiento se basa en la administración de solución salina hipertónica de inicio, con la opción de continuar con antagonistas de los receptores de la vasopresina o restricción hídrica.
Según explica el doctor Villabona, el control de los niveles de sodio en el organismo permite además mejorar el cuadro global de los pacientes. “Un porcentaje significativo de los pacientes con este trastorno suelen tener patologías asociadas graves como cáncer o bien se registra con mayor frecuencia en personas mayores con pluripatología y polimedicados. Los datos disponibles reflejan que corregir la hiponatremia, mejora la calidad de vida del paciente”.