Resulta que la Real Academia de la Historia es un cubo de basura en el que se han atrincherado un puñado de ratas infectadas de puro franquismo. Resulta que esta gente ha defecado un Diccionario Biográfico Español que nos ha costado 6 millones de euros a los contribuyentes, en el que se dicen gilipolleces fascistas del estilo de que el Régimen de Franco no era una dictadura sino acaso un sistema un tanto autoritario y al mismo Franco se le describe como "católico, inteligente y moderado"; la presidencia de Negrín, por el contrario, es calificada como "casi una dictadura", en tanto del intento de Golpe de Estado militar del 23-F se dice que fue apenas un "suceso". El número de estupideces apolilladamente fachas que contiene el Diccionario de marras parece no tener fin.
Lo bueno del caso es que el tipo que ha dirigido el invento, un tal Luis Suárez, un "intelectual" franquista de larga y notoria trayectoria (miembro del Opus Dei, máximo responsable de la Hermandad del Valle de los Caídos y miembro del consejo editorial de la publicación ideológica fascista Razón Española), pretende hacerlo pasar como fruto del pensamiento "liberal" que según él reina en la institución en la que acampan él y sus secuaces. Y es que la Real Academia de la Historia es en realidad, más que una gozosa y gozada sinecura, un putrefacto nido de fachas insolentes que pretenden tomarnos el pelo a todos. Respecto a la altura intelectual del chinguito y a lo que se puede esperar de sus beneficiados dan fe los nombres de sus miembros, en su mayoría afectos a la pura extrema derecha política más radical: pseudohistoriadores como Carlos Seco Serrano, jerarcas eclesiásticos como el portavoz de la Conferencia Episcopal Española Antonio Cañizares, poetastros como Luis Alberto de Cuenca, militares y aristócratas de rancio apellido como Hugo O'Donnell, y en fin, una lucida colección de especímenes por el estilo.
En tales manos anda en España la elaboración del discurso oficial sobre nuestra Historia.
Se impone la exigencia de la retirada inmediata de esa obra inmunda y la dimisión urgente de sus responsables. Y un camión de recogida de basura que despeje tanta mierda acumulada en ese tenebroso reducto franquista, para que de una vez por todas se abran sus ventanas y entren allí la luz y el sol.
En la fotografía que ilustra el post, el "moderado" general Franco saluda al modo fascista mientras pasea al lado del hombre al que le debía su poder en España, según escribió Goebbels en sus diarios ("Franco ha subido al poder sobre nuestras espaldas"), tal como recoge Paul Preston en su "Franco, caudillo de España").