La historia de un hombre que era muy rico, tenia muchos bienes, una gran estancia, ganado, muchos empleados y un único hijo, su heredero. Lo que mas le gustaba a su hijo hacer eran fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que ellos no le convenían que estarían con el siempre y cuando el tuviera algo que ofrecerles, luego lo abandonarían.
Un día, ya el padre avanzado en edad mando a sus empleados a construir una un pequeño establo y dentro de el una horca con una placa en metal a su lado que decía: “Para que nunca desprecies las palabras de tu Padre” Mas tarde el padre llamo al hijo y lo llevo al establo. Le dijo: Yo pronto voy a morir y todos mis bienes pasaran a tus manos.
Pero por lo que me has demostrado veo que este podría ser tu futuro: agarraras los bienes y los dejaras en manos de los empleados, te dedicaras a gastar todo cuanto puedas con tus amigos y placeres. Y al ya no quedarte nada tus amigos te abandonaran dejándote totalmente solo y sin nada. Por lo que mande a construir esta horca “especialmente para ti”, quiero que me prometas que si te llega a pasar todo esto vendrás ahorcarte aquí.
El hijo contrariado sintió absurdas las palabras de su padre, diciéndole: “esto es imposible que me pase a mi”, pero con tal de que el padre no le insistiera mas le prometió que así lo haría. Paso un tiempo y el padre murió.
El hijo efectivamente se dedico a malgastar con sus amigos la herencia del padre, luego de unos años. Se vio sin dinero y sin amigos, lo único que le quedaba era aquella promesa que un día le había hecho a su padre.
Recapacitando en su vida y lo que había hecho, se dirigió al pequeño establo en busca de la horca. Con pasos lentos entro en el establo y al ver la horca, pensó: “yo nunca le hice caso a las palabras de mi padre, no puede darle alegrías en su vida, pero por lo menos ahora haré su voluntad.
Si tan solo hubiera tenido una oportunidad mas, no hubiera hecho todo esto”. Se acerco a la horca y puso la cuerda en su cuello, sin pensarlo dio un paso y en seguida la cuerda se tenso, ajustando su cuello y pensó: “Este es el fin” Pero inmediatamente la cuerda se rompió y con ella la madera donde estaba la cuerda, la cual estaba hueca y de ella cayeron un sin fin de piedras preciosas, rubís, zafiros, esmeraldas y diamantes.
Encontró también una nota que decía: “Esta es tu nueva oportunidad, te ama tu padre” Esta historia nos hace agradecer aun mas el sacrificio que hizo Jesús en la cruz para que nosotros tuviéramos una segunda oportunidad y pudiéramos ser llamados hijos de Dios y coherederos con Cristo.