Uno de los principales cuidados que damos a las plantas es la forma de riego. Por nuestra humilde experiencia, hemos comprobado que, normalmente, el agua que se acumula al fondo de los platillos o porta macetas, fruto del drenaje tras el riego, nos les favorece en absoluto. Así que, salvo que hayamos tenido una semana de mucho ajetreo, intentamos llevarlas a la cocina, regar abundantemente bajo el fregadero, y dejarlas escurrir unas cuantas horas. Esta técnica no le hace mucha gracia al marido de una de nosotras, que más de una vez se ha topado con el "invernadero" montado a la hora de cocinar, pues no lo considera demasiado saludable. Sobre todo, cuando hace pocos días se encontró la encimera y el suelo, sí, sí, el suelo de la cocina, invadido de pequeñas y minúsculas lombrices, un poco asquerosas, la verdad, que supuestamente habían salido de las macetas... El episodio solo sirvió para auto-afirmar al esposo sobre lo anti-higiénico de regar las plantas allí... Pero, gusanillos "fueraparte", estamos convencidas de que nuestra forma de proceder con el riego es fundamental para la salud y crecimiento de nuestras amigas verdes. Intentaremos dar esquinazo al consorte en lo posible, y si no, siempre nos quedará el cuarto de baño... Foto Foto Foto Foto Contadnos, ¿de qué forma regáis vuestras plantas?