Un trágico accidente quirúrgico sugirió, inicialmente que la identidad sexual de las personas y su orientación sexual no estaban estrictamente controladas por factores biológicos y que estas características podían ser modeladas por el modo en que se criaba al niño (Money y Ehrhardt, 1972). Esta idea se encuentra muy arraigada en el pensamiento conservador, a pesar que este desgraciado caso demuestre lo contrario (Ej. En las familias patriarcales, cuando un hijo "sale del armario", inmediatamente se culpa a la madre por criarlo "como una nena").
El caso en cuestión es el siguiente:
Los padres de Brenda comenzaron a vestirla como una niña y a tratarla como tal. Los cirujanos realizaron una operación de cambio de sexo, eliminando los testículos y creando una vagina. Al principio, los psicólogos que estudiaron a Brenda dijeron que era una niña feliz u normal, concluyendo que era el modo en que se educaba al niño o a la niña lo que determina la identidad sexual. Muchos autores vieron en este caso un triunfo de la socialización sobre la biología. ¡Craso error!
Por desgracia, y como era de esperar, esta conclusión fue prematura (Diamond y Sigmundson, 1997). No se debe dar la espalda a la biología, algo orgánico determina nuestro sexo. Ocurrió que, aunque Brenda no sabía que había nacido siendo chico, era infeliz como niña. Se sentía como si realmente fuera un chico e incluso intentaba orinar de pie. Siendo una adolescente infeliz, amenazaba con suicidarse, por lo que su familia y los médicos estuvieron de acuerdo en cambiarle nuevamente el sexo. Se interrumpió el tratamiento con los estrógenos que había estado recibiendo, comenzó a tomar andróginos, se le practicó una mastectomía y los cirujanos le crearon un pene. Brenda volvió a ser un hombre de nuevo, decidió llamarse David, se casó y adoptó a los hijos de su mujer.
Un libro ha narrado su historia (Colapinto, 2000) y en un documental llamado "sexo: desconocido" (2002) se recogieron entrevistas con David (fotografía arriba), su madre, el doctor Diamond y otras personas implicadas en este desdichado caso. Lamentablemente David perdió después su trabajo, el matrimonio se separó y en mayo de 2004, a los 38 años de edad, se suicidó.
(Caso clínico extraído de Fundamentos de fisiología de la conducta; Pearson)