Desde una visión integral (holística), los seres humanos conformados por una parte física, una parte emocional, una parte mental y una parte espiritual que, a su vez, están conectadas con el entorno en el que nos desenvolvemos.
Durante mucho tiempo hemos podido ver como la salud se consideraba únicamente a partir de perspectivas limitadas, en donde cuerpo, mente, emociones y espíritu se entendían y se abordaban como partes que funcionaban por separado. Sin embargo, cada vez son más las referencias que ensalzan la importancia de los enfoques integrativos a la hora de entender y atender nuestro bienestar.
Bienestar como resultado del equilibrio integral
Desde el enfoque holístico, el bienestar integral de cada uno de nosotros dependerá del equilibrio existente entre las diferentes partes que nos conforman. Actualmente sabemos que lo que ocurre en nuestro cuerpo físico afecta directamente a nuestras emociones, nuestros pensamientos y debilita nuestros espíritu.
Por ejemplo, las aportaciones que nos llegan desde la psiconeuroinmunología comparten la importancia de cuidar nuestras emociones ya que la psicosomática indica cómo podemos manifestar a través de problemas de salud en el cuerpo físico algunos aspectos emocionales o mentales que no hemos sabido gestionar de otra manera. Un claro ejemplo de somatización emocional podrían ser las contracturas musculares, el insomnio, el malestar digestivo o los dolores de cabeza en épocas de mucho estrés.
Lo mismo ocurre también a la inversa. Por ejemplo, cuando estamos tristes y recurrimos a algún alimento dulce que amortigüe esa emoción estamos viviendo un episodio de hambre emocional. Esto no es más que una manera de gestionar a través de lo físico (alimentación) un evento que tiene su origen en la dimensión mental y/o emocional.
Estos son solo algunos ejemplos que podría utilizar para explicar como los síntomas que se reflejan en cualquiera de las dimensiones que nos componen como seres traen mensajes mucho más profundos de los que aparentemente podrían representar desde visiones reduccionistas de la realidad.
Esta es la razón por la que integrar una visión integral (holística) de la salud y del bienestar es fundamental.
Algunos tips para cuidarte de manera integral (holística).
Autocuidado para el cuerpo físico
El ejercicio físico nos ayuda a mover nuestra energía, a mantenernos vitales y positivas, a reducir el estrés y a fortalecer nuestro sistema inmune.
Es importante que elijas qué tipo de movimiento se adapta más a ti. Permítete probar, cuestionar y elegir aquellas formas de movimiento que de verdad sientas que te expanden más allá de lo físico. Camina, baila, escala, nada, práctica tai chi o sal en bicicleta. Haz lo que quieras, pero no te olvides de disfrutar mientras lo haces
Una buena alimentación puede hacer mucho por ti, recuerda que lo que introduces en el cuerpo a través de la alimentación es el combustible que le estás dando a "tu vehículo" para funcionar.
La calidad de este combustible repercutirá directamente en la calidad del movimiento, la energía disponible y las reparaciones que toque hacer. Llena tus platos de colores con frutas y vegetales frescos, aumenta el consumo de alimentos probióticos, depurativos y antioxidantes y evita procesados y tóxicos.
Entender y atender nuestros sentimientos y emociones es la clave para gozar de una buena salud.
Lo primero por hacer es necesario poder diferenciar sentimientos y emociones para aprender a regularlas y de esta forma poder estar en equilibrio consigo mismo y así gestionar nuestra vida de forma plena.
¿Cómo te hablas a ti misma? ¿Qué tono utilizas? ¿Qué pensamientos vienen a ti? ¿Qué realidad construyes a través ellos?
Observar y analizar todo esto puede darte información muy valiosa para tu crecimiento.
Cuando tú te transformas, tu vida se transforma contigo; en este sentido no debes dejar de inviertir en ti y en tu crecimiento.
Leer, ir a terapia, invertir en formación y crecimiento, disfrutar de un viaje o regalarte una sesión de autocuidado físico son maravillosas formas de alimentar esta esfera de tu vida.
La asertividad, es una habilidad social y comunicativa que apuesta por una forma respetuosa de expresar nuestros sentimientos y opiniones. Aprender sobre esto e integrar la asertividad en nuestro día a día es clave para cuidar de nosotros y de nuestras relaciones.
Abrazar nuestra vulnerabilidad y pedir ayuda cuando la necesitamos es una de las fortalezas más potentes que conozco.
Acudir a terapia (de cualquier tipo) es una maravillosa manera de regalarnos una buena dosis de autocuidado.
Autocuidado espiritual
Dedicar unos minutos de tu día a meditar y/o visualizar te ayudará a mantenerte equilibrado y en calma.
Las meditaciones que nos ayudan a aumentar nuestra vibración y nos conectan con el amor universal son muy potentes y mis favoritas para estos días.
Conecta con la gratitud
Recuerda que aún en momentos de crisis, encontrar motivos por los que dar las gracias es una buena manera de conectarnos con la abundancia.
Mantén elevada la vibración de tu hogar
Pon música bonita, canta o deja sonar algún mantra, mantén los espacios limpios y ordenados, tira lo que ya no suma, limpia y purifica con salvia, palo santo o aceites esenciales...
Cuida y protege tu energía
Cuida de tu energía, sé guardian/a de tu espacio, de tu tiempo, de tu vida.
Recuerda que tienes derecho a decir no y a renunciar a relaciones/experiencias/cosas por salvaguardar tu energía.
Súmale un extra de autocuidado a tus días
Disfruta de la calma. Dedica el tiempo que necesites para hacer esas cosas que siempre haces con prisas (desayuna lento, alarga tus sesiones de movimiento, baila en casa, regálate tiempo para mimar tu cuerpo...) y, sobre todo, hazlo en estado de presencia disfrutando de las sensaciones placenteras que el autocuidado te aporta a todos los niveles.
Este obra cuyo autor es Psic. Kike Herci está bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional de Creative Commons.
Creado a partir de la obra en www.centrodeatencionintegral.com.