La incertidumbre, ¿por qué puede llegar a abrumarnos?

Por Centro Psiconet

Hay una parte de nosotros que tiende a buscar la estabilidad y la seguridad. Estos dos ingredientes nos permiten hacer una predicción de lo que sucederá y, por consiguiente, tener un mejor funcionamiento en nuestro entorno.

Necesitamos ciertas rutinas y orden para que nuestro cerebro asimile que todo va bien. Pero aunque todos necesitemos una dosis de seguridad en nuestra vida, es cierto que somos muy diferentes en cuanto al nivel de tolerancia que tenemos al cambio. Pero, ¿cómo de importante es esto? Charles Darwin decía: No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. ¿Por qué es más importante saber adaptarse que ser más fuerte o inteligente? La respuesta la tenemos ante nosotros. Mira hacia fuera, mira al mundo. Sí, la realidad es cambiante y no podemos hacer predicciones exactas de lo que ocurrirá.

Nuestra sociedad nos inculca la idea de que podemos controlarlo todo y de que todo tiene una solución, que siempre hay una forma de controlar el presente y el futuro, y que, además, eso es importante.

Buscamos una respuesta inmediata y eficaz para las situaciones que se nos presentan, pero la realidad es que hay situaciones que están fuera de nuestro margen de actuación, imprevistos que no podemos conocer de antemano y dificultades que no podemos solventar en el momento.

Si nuestra tolerancia a la incertidumbre es baja, ante situaciones de este tipo (cambios, imprevistos, inestabilidad…) podemos experimentar altos niveles de ansiedad. Nuestra cabeza seguirá buscando una respuesta aunque realmente no podamos alcanzarla, y esto puede llegar a convertirse en preocupaciones recurrentes que interfieran en nuestra vida.

Si necesito tener un 100% de seguridad para dar un paso, probablemente no lo acabe dando. Y postergaré decisiones con la sensación de estancamiento que ello produce. Además, estos niveles de preocupación y ansiedad me harán estar más irritable, cansado y triste. Si nuestro objetivo es controlar lo incontrolable, tendremos una sensación de pérdida de control y podemos llegar a vernos como personas ineficaces.

Es necesario asumir que hay etapas de nuestra vida que son inestables para poder afrontarlas con la máxima eficacia y serenidad. Hay situaciones impredecibles que pueden afectar a nuestra vida y que nos hacen que no podamos seguir con el plan establecido. Esa puerta se ha cerrado y si seguimos caminando hacia ella, nos chocaremos y nos haremos daño. Habrá que explorar nuevos caminos y diseñar una ruta alternativa. Si nos mantenemos rígidos en nuestro pensamiento, nos perderemos la oportunidad de crecer en otra dirección.

No estamos ante una tarea sencilla, pero si fundamental para nuestro bienestar. Heráclito afirmaba que “nadie se baña dos veces en el mismo río”, así que aprendamos a aceptar esa realidad y a experimentar cada “baño” con sus particularidades, poniendo límite a nuestra necesidad de control, a veces insaciable.