Es una patología causada por la sobrecarga de
información electrónica. El principal
responsable de este mal es el correo electrónico, que se ha convertido en la
principal herramienta de trabajo y de comunicación en las empresas. Este
coloca a las personas en una situación de angustia constante y de frustración
porque no logran seguir este flujo continuo que, en consecuencia, conduce a una
sensación de impotencia y a un fuerte estrés. La urgencia sucede a la urgencia,
tan pronto recibimos un correo electrónico, hay que responder inmediatamente,
caso contrario, el remitente nos llama para preguntarnos si recibimos su
mensaje. En una encuesta del Centro Nacional Francés de
Investigación Científica (CNRS),
sobre el estrés en el trabajo, más del 80% de los encuestados estima que las
herramientas electrónicas aumentan la cantidad de información que se debe
tratar e imponen lapsos de tiempo cada vez más cortos. El 90% de los ejecutivos
considera igualmente que la cadencia de trabajo es demasiado elevada. Además,
el hecho de ser frecuentemente interrumpido en el trabajo es el factor de mayor
estrés para el 74% de los empleados. El 56% de los usuarios pasa más de dos horas al
día administrando su buzón de correo y el 38% recibe más de 100 mensajes al
día. El 65% declara revisar su correo electrónico cada hora, pero en realidad
lo hacen mucho más a menudo, a veces cada cinco minutos.