Un estudio a largo plazo
realizado por el Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes (DZD),
Helmholtz Zentrum München y el Hospital Universitario de Tübingen,y publicado en Nature Communications indica que si
el cerebro responde sensiblemente a la hormona, se puede perder peso y reducir
la grasa visceral no saludable .Sin embargo, si el cerebro responde levemente o
no responde a la insulina, la persona solo pierde algo de peso al comienzo y
luego experimenta una recuperación de peso. A largo plazo, la grasa visceral
también aumenta. Hasta qué punto la grasa corporal tiene un efecto poco
saludable depende principalmente de dónde se almacena. Si la grasa se acumula
en el abdomen, esto es particularmente desfavorable. Esto se debe a que la
grasa visceral libera numerosos neurotransmisores que afectan la presión
arterial, influyen en la secreción de la hormona insulina y pueden causar
inflamación. Esto aumenta el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares
y ciertos tipos de cáncer. La grasa subcutánea que se acumula en los glúteos,
los muslos y las caderas no tiene efectos adversos para la salud. Sin embargo,
todavía no está claro por qué el almacenamiento de grasa no ocurre en el mismo
lugar en todas las personas. Dado que la acción de la insulina en el hipotálamo
es crucial para la regulación del metabolismo energético periférico, los
investigadores también investigaron cómo la sensibilidad a la insulina en esta
área del cerebro está relacionada con la distribución de la grasa corporal. El
análisis de los datos mostró que las personas con alta sensibilidad a la
insulina en el hipotálamo forman poca grasa visceral. Sin embargo, la
sensibilidad a la insulina no tiene influencia sobre la masa de grasa subcutánea.
Los investigadores ya están trabajando
en nuevas terapias para abolir la resistencia a la insulina en el cerebro y,
por lo tanto, tener un efecto beneficioso en la distribución de la grasa
corporal.