Encontrar un hábito correcto de hidratación para niños y adolescentes sólo se consigue con una adecuada educación desde pequeños. Si así sucede, su rendimiento deportivo y la respuesta al esfuerzo mejoran considerablemente.
Así lo afirma el estudio “Una intervención educacional en la ingesta de agua mejora el estado de hidratación y mejora el rendimiento en el ejercicio en jóvenes deportistas”, publicado recientemente por la revista científica “Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports”.
El estudio se realizó en un campamento de verano durante el mes de agosto participando en el mismo 92 niños deportistas, de ambos sexos y de entre 13 y 14 años de edad. Se diseñó un estudio a partir de dos grupos: Un grupo fue asesorado sobre las ventajas de una correcta hidratación mientras que en el otro no existió intervención educativa. Todos los niños, de ambos grupos, participaron en pruebas como carrera continua de 600 metros, carrera corta de 30 metros, salto vertical y la práctica de deportes como baloncesto o voleibol.
Dichas prácticas se realizaron al aire libre, con temperaturas que oscilaron entre los 20-29ºC. Se distribuyó agua embotellada en todas las instalaciones del campamento y ambos grupos tuvieron acceso libre a la cafetería donde se les proporcionó bebidas deportivas y refrescos.
La evaluación del estado de hidratación se realizó mediante el análisis de muestras de orina. Además, los niños cumplimentaron después del ejercicio un cuestionario validado sobre los síntomas que pudieran aparecer. La intervención educacional se centró en una conferencia de una hora de duración, apoyada con materiales educativos en la que se explicaron los beneficios de la hidratación y se dieron instrucciones para conseguir un estado óptimo de hidratación.
“El principal hallazgo del estudio fue mostrar como una intervención educativa sencilla pero comprensible permite mejorar el estado de hidratación en jóvenes deportistas. Además, la mejora en el estado hidratación permite mejorar el rendimiento”, explicaron los autores del trabajo.
Las mejoras de los resultados se hicieron muchísimo más patentes en las pruebas de resistencia. Es decir, las de carrera continua o las de prácticas de baloncesto o voleibol.
-Concienciación desde tempranas edades
Los mismos responsables del estudio añadieron: “Concienciar a los niños de los efectos beneficiosos de una adecuada hidratación debería ser una prioridad en los programas deportivos, partidos y entrenamientos”.
En este mismo estudio se hace referencia a una literatura anterior y explica la importancia de adquirir buenos hábitos en hidratación desde pequeños antes de practicar deporte. Por ejemplo, se recomienda beber medio litro de agua entre la cena y la hora de acostarse y otro medio litro al levantarse por la mañana, como primera medida de actuación previa a la práctica de ejercicio.
Por sus particulares características fisiológicas, los niños necesitan un aporte mayor de líquidos que los adultos y además presentan un mayor riesgo de deshidratación. Además presentan una menor tolerancia al calor que los adultos, especialmente si realizan una actividad física en ambientes cálidos, como los que se proponen en verano. El ejercicio físico ocupa en el niño una parte importante del ocio, de ahí la necesidad de una correcta educación en hidratación desde que son más pequeños.
La menor tolerancia al calor de los niños viene dada porque poseen una tasa metabólica más alta durante la actividad física, una mayor relación área de superficie-masa corporal, una menor capacidad de sudoración, un gasto cardíaco inferior a un nivel metabólico dado y porque tardan más en aclimatarse.