La intervención política

Por Peterpank @castguer

Puesto porJCP on Sep 6, 2012 in Autores

Quienes viven dominados por doctrinarismos, nociones universales, abstracciones desconectadas de la realidad, sermones profesorales, religiones políticas y teorías varias nunca podrán intervenir en política.

Lo más importante es comprender que el combate político en su esencia es una lucha de ideas, y que en él prevalece y vence el bando que más ideas aporte y más persuasivas sean éstas.

Pero en la lucha anti-institucional las formulaciones programáticas y de contenidos sólo son legítimas si son verdaderas, en un doble sentido, epistemológico y ético, lo que viene a significar que la verdad como categoría axial es el meollo de la lucha política revolucionaria, del mismo modo que la intervención política realizada desde arriba se fundamenta en la propaganda, vale decir, en la manipulación y la mentira.

Verdad (verdad concreta y finita) contra propaganda: tales son los dos medios de acción política a enfrentar. Verdad como calidad y propaganda como cantidad, así que es una lucha de la calidad contra la cantidad, lo que convierte en un error estratégico fatal intentar enfrentar cantidad a cantidad, propaganda a propaganda. Quien lo haga fracasará siempre. El fundamento de la lucha política revolucionaria ha de ser la verdad, y su fuerza motriz el entusiasmo por la verdad.

Por tanto la intervención política forma parte de la política entendida como arte, como experiencia práctica guiada por el conjunto de las facultades psíquicas propias del ser humano.

La experiencia de la intervención política es mucho más común en la modernidad que en los tiempos de Maquiavelo, por cuanto ahora las masas están ya casi del todo ultraadoctrinadas, amaestradas, desarraigadas, desposeídas, desustanciadas, capitidisminuidas, privadas de sus facultades reflexivas, mega-enfrentadas entre sí, atemorizadas, encerradas en la cárcel del yo y atomizadas, lo que entonces aún no sucedía del mismo modo y en el mismo grado, ni mucho menos. Esto no impidió a aquél observar una singular intervención, la realizada por Savonarola en Florencia, que culminó con un vuelco político sustantivo que llevó a su principal agente a la hoguera, una vez que sus servicios ya no fueron necesarios e incluso se habían hecho peligrosos para el patriciado de dicha ciudad-Estado.

Las multitudes actuales, al ser un gran rebaño ¿humano? sin anclajes ni capacidades ni virtudes, sin fidelidades duraderas ni convicciones profundas, han de ser pastoreadas por medio de sucesivas intervenciones políticas. Éstas se atienen a un pro normalizado desde hace mucho, desde la revolución francesa en realidad, que todavía hoy sigue siendo, aunque muy perfeccionado, el modelo por excelencia de toda intervención política dirigida a tomar periódicamente a las masas urbanas como son, apáticas y distanciadas del Estado, para llevarlas a como deben ser, creyentes y activamente devotas del poder, fusionadas con el ente estatal.(El estado es el establo en el que el rebaño descansa, vive y se deja hacer. Hablar, pues, de libertad es hacerlo sobre algo que efectivamente se desconoce.)

Eso da a las formaciones sociales de la modernidad un dinamismo, versatilidad y movilidad que no tenían las sociedades tradicionales, lo que las hace indicadas para librar con más efectividad la forma superior de lucha competitiva, aquella que se da entre los diversos aparatos de Estado a escala planetaria.

Así es, pues como expone Bakunin “entre todos los Estados que existen uno junto al otro la guerra es permanente y su paz no es más que una tregua”, hecho certísimo –aunque olvidado por casi todos habitualmente– que está en la raíz de un buen número de intervenciones políticas.

Ahora estamos en una situación en que las intervenciones políticas de altura se planifican de tal modo que hay una importante cada decenio, y cada treinta años más o menos se escenifica otra más de excepcional importancia.

Ha sido la izquierda española,el PSOE sobre todo, la que, por sí o a través de sus agentes semi-ocultos (extrema izquierda, feminismo, ecologismo de Estado, pacifismo, intelectualidad “comprometida”, estetocracia progresista, sindicatos amarillos, güeto político, ONGs, etc.),ha logrado el mayor nivel de virtuosismo en el arte de movilizar,encauzar y encuadrar, así como de desmovilizar, desorganizar y triturar, a las desventuradas masas de la modernidad, al servicio del orden vigente.

En el terreno internacional son los planificadores de EEUU, en especial los vinculados a su aparato académico, político y militar, quienes realizan continuas análisis estratégicos de todos los lugares del mundo y lanzan sucesivas intervenciones políticas, o político-militares, cada vez planificadas con más eficacia y por tanto capaces de conseguir mayores éxito, sobre todo porque sus opositores utilizan procedimientos rudimentarios de análisis, en general subjetivistas e ideologizados, están maleados por el victimismo, carecen de espíritu autocrítico1, son sujetos y colectivos narcisistas-autistas que se niegan a estudiar la realidad exterior desde la realidad misma.

Todo ello les convierte en sempiternos ineptos ego-centrados y perdedores autosatisfechos. Para estos no existe el yo y el mundo, pues el mundo es una mera extensión de su yo, lo que les lleva a no examinarlo con rigor, imparcialidad y voluntad de verdad. Eso les hace inútiles para la lucha política revolucionaria, cuyo cimiento es el conocimiento de lo real en tanto que real concreto que está ahí, fuera del ego y que necesita ser aprehendido a través de investigaciones fatigosas, difíciles y de larga duración.

 F.R.M.