Mientras en la izquierda discutimos si son galgos o podencos, la derecha está llevando a cabo, sin contemplaciones ni complejos, su proyecto constituyente. Y lo hace sin necesidad de anunciarlo. ¿Por qué lo hace? Pues porque se ha dado cuenta de que el marco actual no le sirve. Y como no le sirve lo cambia a su gusto. Esto debería resultar suficiente para convencer a los timoratos de la izquierda, que se empeñan en defender los restos del naufragio, de que si no hacemos nuestro proyecto constituyente tendremos que tragar el de la derecha que se ajusta perfectamente, además, al de la derecha europea y mundial.
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