Hace bastante que señalamos los arriesgado del simple fomento y expansión de estas utilidades por sus múltiples fallos y sesgos; hablamos también en alguna ocasión como el lenguaje interesado de los vendedores de humo trata de colocar la etiqueta de "saludable" (bueno para la salud) a aplicaciones que no pasan de ser instrumentos del bienestar.
Seguramente cuando hablamos de que se trataba de diferenciar los conceptos de salud y bienestar sin modificar las definiciones generalmente aceptadas nos quedamos cortos con el desarrollo de esa diferencia; así que aquí volvemos a la carga.
¿Es lo mismo emitir un mensaje instando a hacer ejercicio para superar "retos" respecto al número de kilómetros corridos o los minutos a cierto ritmo que un mensaje instando a hacer ejercicio para llegar a cierto peso/IMC 'ideal'? En este tipo de cuestiones se encierra a mi entender la clave de la diferencia que buscamos.
Que una persona con diabetes realice sus controles y los integre en una aplicación móbil así sin más no tiene, en principio, una diferencia notable con que anote sus glucemias en una libreta con más o menos originalidad como un famoso ejemplo que circula por las redes... Pero ¿y si la aplicación le da indicaciones sobre qué actitudes tomar tras cada lectura respecto a la dieta o el ejercicio?¿y si le indica cuales son sus glucemias 'ideales'?
Parece claro que con la vista puesta en si una aplicación propone objetivos clínicos puede entrañar un riesgo y, por ende, debería proporcionar al usuario una advertencia sobre la necesidad de un "respaldo profesional" tanto de los objetivos que propone (mediante la cita explícita de su fuente) como del seguimiento del paciente.
Tal vez a medio plazo esta sea la clave de la integración de las apps en la HCE.