“Me sentía vacía cuando me iba del casino… Iba entre dos y tres veces al día, encontraba huecos en mi día para fugarme; rara vez tenía un día normal, no respetaba horarios ni compromisos de ningún tipo”, expresaba María Eugenia, una ex-ludópata, en su experiencia con el juego y su lucha para dejar de jugar.
Cuántas personas viven el mismo problema y están buscando una salida.
Entonces, ¿qué es lo que lleva a una persona a jugar compulsivamente?
La adicción al juego, lo que provoca alteraciones de la conducta que inciden negativamente en el entorno social del jugador y de su propia salud.
Además del afán por ganar dinero, el juego compulsivo puede estar relacionado a una evasión de la realidad, a estados emocionales como ansiedad, baja autoestima o niveles altos de excitación y satisfacción, conduciendo a la obsesión y a la esclavitud de ese mal hábito, según expresa la Dra. Carolina Muñiz, psiquiatra de la Unidad de Adicciones de la Red de Salud UC CHRISTUS, de Chile.
Todo se puede cambiar al buscar una manera sana de vivir, principalmente al reemplazar esos estados emocionales destructivos por buenos pensamientos que alejen la adicción, enfocando el pensamiento en cada uno como reflejo saludable de la Mente divina, con la capacidad de expresar sólo lo bueno y no la sumisión a algo perjudicial.
En ese impulso abusivo por jugar, la persona cree que la suerte es un proceso que se autocorrige, que puede cambiar su vida y esto se asocia a la creencia de que su suerte personal puede ejercer influencia positiva sobre el resultado del juego. Eso es un obstáculo que le impide darse cuenta que, en realidad, el resultado es siempre una casualidad.
Quizás muchos se preguntan: “¿Pero ganar no es una cuestión de suerte?”
Las circunstancias de la vida no dependen del destino. Se comprende eso cuando se piensa en términos de que todo lo que se manifiesta dentro del universo es directamente creado y controlado por un único Principio creador, la única fuente real de satisfacción y provisión humana. Esto resulta en una gran ayuda, pues aceptar el Amor como la una única fuente creadora de todo lo bueno y de todo lo que necesitamos, nos da la certeza de nuestra unidad con ese Amor y que la armonía es todo. Esa perspectiva también ayuda a eliminar la sumisión o dependencia de la casualidad.
Jerónimo Saiz, psiquiatra del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid y catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, afirma que la ludopatía “es un problema que tiene solución” y que gran parte de la solución está en manos de la persona afectada. Saiz comenta que la voluntad del sujeto y su colaboración son esenciales para el tratamiento.
Por otra parte, como ocurre con todas las adicciones, la familia, el ambiente laboral y los amigos se ven afectados por la problemática del jugador. Por eso la relevancia de expresar compasión, cariño y ternura a los que están en la búsqueda para superar esa conducta adictiva.
Todos tienen el derecho de gozar de buena salud mental y del autocontrol. Eso se logra al reconocer que estás gobernado por la ley divina de salud, como un estado natural de la Mente.
Si aceptas el dominio de esa Mente en tu vida, y sientes amor por ti y por los demás, ¡puedes apostar a una solución espiritual!