Hay una luz que no puedes ver.
Tus ojos no pueden mostrártela y sin embargo no se encuentra oculta para aquellos que han decidido verla.
Al principio es un destello, no mayor que una chispa que resplandece en la oscuridad.
Un rayo de luz que se abre paso a través de las nubes después de la tormenta.
La llama de una vela.
Un destello que pasa a través de una grieta.
Un rayo de sol que acaricia tu cara y te hace sonreír.
El arco iris que se forma al pasar a través del agua.
Una estrella que desde el firmamento te hace un guiño en la noche oscura.
Esa luz ya está aquí, y tu mente convoca a los testigos que la corroboran.
Solo tienes que mirar a tu alrededor deseando ver más allá de tus ideas preconcebidas. Más allá de tu pasado.
Y la luz se te mostrará. Se abrirá paso en tu mente y en tu corazón derribando las murallas que una vez creíste que te protegían. Se extenderá y lo cubrirá todo con su manto de claridad.
Y tu percepción será sanada. Y entonces sabrás, con absoluta certeza, que siempre estuvo aquí.
Todo el tiempo estuvo iluminando tu camino.
Siempre presente.
Siempre contigo.
Sólo luz.
"Hoy convoco a los testigos del Amor. Hoy me abro a la luz que refulge en todo aquello en lo que mis ojos se posan. Mi mente me muestra aquello que deseo ver, y lo que deseo ver es la luz que llevo conmigo pues Yo soy la Luz del mundo."