No se trata aquí de discutir los comentarios, que se puede hacer en la propia página, sino evaluar la realidad y los efectos de la publicación de los blogs. Para el que no quiera volver a leer nuestra entrada, nos referíamos simplemente a los efectos negativos para la salud de la inhalación de humo en el marco de la costumbre social de fumar y las consideraciones a que se ha sometido en el pasado reciente.
Encender unas virutas vegetales e inhalar el humo de esa combustión es una constumbre ancestral pero que adquirió prodominancia entre la sociedad occidental en la Edad Moderna, después del descubrimiento de América y la importación de hojas de la planta del tabaco junto con lo que era una costumbre entre los nativos del Caribe. A esa costubre se asociaban los efectos neurolépticos de la nicotina y otros alcaloides. En el Oriente y hasta el Norte de África las substancias que se fumaban eran otros vegetales cuyo humo contiene también alcaloides neurolépticos como las resinas del opio o del cannabis y sus hojas. En cualquier caso, se trata de la autoadministración de sustancias neuroactivas por vía inhalatoria y precisamente por sus efectos psicotópicos.
Pero, dejando al lado tales efectos, lo que es una realidad evidente es que la inhalación de humos es naturalmente lesiva para la función y la estructura del aparato respiratorio. La inhalación de humos durante tiempo prolongado causa modificaciones en el epitelio respiratorio que van desde la inflamación a la metaplasia cuyas consecuecias son la bronquitis crónica, el enfisema y el cáncer de laringe o de pulmón.
Como quiera que el acto de fumar tiene mucho de social y se ha ido convirtiendo en una especia de rito de paso para los más jóvenes, comenzar a fumar de jóvenes es poner en marcha un proceso de lesiones que tiene toda la vida por delante para desarrollarse y cuyas consecuencia acabamos de mencionar.
Detras de fumar se mueve una ingente cantidad de dinero. A lo largo del siglo XX la promoción de echar humo ha prevalecido en todos los medios de comunicación y se ha incorporado a la imagen de los marcadores de tendencias, ya fuesen artistas de cine o personajes famosos, a quienes se veía habitualmente fumando: Winston Churchill o Humphrey Bogart como iconos. Fumarse un puro era el epítome de la celebración en bodas y banquetes o victorias deportivas o militares.
Bueno, pues no. Fumar es un mal hábito y soy de la opinión que los más jóvenes, incluyendo nuestra entusiasta comentarista de la marihuana veran esa costumbre ir desapareciendo, para bien.
La cuestión de si uno u otro producto para fumar es “mejorrrr” pues la dejamos para otra discusión.
X. Allué (Editor)
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