En Navidad todo se engalana con luces de colores, grandes árboles, belenes, se escuchan villancicos e incluso se simula la nieve blanca de las antiguas postales. Compramos dulces especiales y preparamos cenas de lujo con familiares o amigos. Pero sobre todo, esperamos que el espíritu navideño de paz, amor y felicidad llegue hasta nosotros en un tiempo mágico donde todo es posible.
Mercadillo de Navidad. Londres, en la actualidad.
Pero la Navidad no siempre fue así, o por lo menos en muchos países no lo fue.En la Inglaterra del siglo XVII la Navidad estaba fuertemente vinculada a la tradición católica que los puritanos rechazaban. El 3 de junio de 1647 se proclama un edicto donde Cromwell prohíbe expresamente la celebración de la Natividad, ya que estaba ligada a la corona católica del derrocado Carlos I Estuardo. En 1660 con la llegada al trono de Carlos II se restaura la fiesta. Pero la influencia de la Iglesia Presbiteriana Escocesa hace que la Navidad pierda devotos. Este rechazo se importó a América, sobre todo a Nueva Inglaterra, y en Boston llegó a declararse ilegal la celebración de la Navidad desde 1659 hasta 1681. Tras la independencia de los Estados Unidos, la Navidad se asocia a la metrópoli opresora y pierde importancia en los Estados donde aún se celebraba. Gran Bretaña seguía siendo a principios del siglo XIX el Imperio más extenso del mundo y el que imponía las modas, pero entre ellas no estaba la Navidad. De hecho, habrá que esperar hasta 1870 para que sea considerado día festivo. A finales del siglo XVIII y principios del XIX la población rural había emigrado masivamente a las ciudades para aprovechar el trabajo que la Revolución Industrial les prometía. Pero en las ciudades la vida era cada día más difícil. Las condiciones de trabajo eran tan malas y las jornadas laborales eran tan largas, que estos inmigrantes no tenían ni tiempo ni ganas para seguir con sus antiguas y rurales celebraciones navideñas que, sin duda, se veían como algo extraño en la urbe. Los conflictos sociales estaban a la orden del día. Se vivían tiempos de hacinamiento en condiciones de insalubridad, injusticias, miseria y marginación. Lo que derivó en el nacimiento de nuevas ideologías, movimientos obreros e intelectuales. Cuando la Navidad parecía a punto de extinguirse surgieron algunas personas que aún echaban de menos las antiguas celebraciones. En 1808 Sir Walter Scott y en 1820 Washington Irving se quejaban de la desaparición de las fiestas rurales. Precisamente, este último publica en Estados Unidos El libro de apuntes de Geoffrey Crayon y Old Christmas obras que hablan de la Navidad de forma nostálgica y abonan el terreno para su resurgimiento. Hay autores que consideran a Washington Irving el padre de la Navidad sentimental en Estados Unidos, a él se debe la introducción de San Nicolás y del muérdago como símbolos navideños en el país.La nostalgia de las antiguas navidades comienza a tomar forma con la publicación de tres importantes obras como Some ancient Christmas Carols de Davies Gilbert (1822), Selección de villancicos navideños, antiguos y modernos de Willian Sandy (1833) y El libro de Navidad de Thomas K. Hervey (1837). Y fue en el siglo XIX cuando comenzó a redescubrirse la Navidad. Se recuperaron tradiciones populares como las comidas familiares, los villancicos, el intercambio de regalos, el uso del acebo, del muérdago y la corona de Navidad como adornos de estas fiestas. Pero también se incorporaron nuevas costumbres.Muy cercano y muy querido para nuestros corazones es el espíritu de la Navidad, que es ¡la esencia de la servicialidad activa, la perseverancia, el alegre cumplimiento del deber, la amabilidad y la paciencia! Charles Dickens, What Christmas Is As We Grow Older, 1851.Su primera infancia fue feliz. Su padre, John Dickens, desde edad muy temprana celebraba todos los años la Navidad junto a la familia. Eran unos días de reuniones, de jugar a la gallinita ciega, a las cartas, de hacer trucos de magia, danzas, bromas y ponches.
Charles Dickens en 1842.
Pero eso cambió cuando la mayor parte de la familia se vio obligada a vivir en la prisión de Marshalsea al ser su padre encarcelado por deudas. En esa época conoció la miseria, la desigualdad y la explotación en una fábrica de betún. En sus escritos denunció las injusticias, simpatizó con los pobres y condenó el capitalismo industrial. Perteneció a la escuela realista y en su obra destaca la crítica social. Sus novelas se publicaban por capítulos o folletines, como era costumbre en la época. Cada entrega se vendía a bajo precio o se regalaba con el periódico, lo que aumentó el éxito de los escritores de aquel tiempo. Escribió Cuento de Navidad en solo seis semanas, ya que tenía que salir a la venta antes de que comenzara la campaña navideña, se imprimió rápidamente y llegó a las librerías el 17 de diciembre de 1843. En menos de una semana se vendieron los seis mil ejemplares de la primera edición. Dickens invirtió mucho en este libro pero recibió tan solo 230 libras de la época.La obra cuenta la historia de Scrooge, un viejo rico, avaro y egoísta que el día de Nochebuena recibe la visita del espectro de su antiguo socio, Marley, que ha sido condenado a vagar eternamente. Marley le advierte que él lleva el mismo camino pero que tiene la oportunidad de redimirse con la visita de tres espíritus: el Fantasma de las Navidades Pasadas, el Fantasma de las Navidades Presentes y el Fantasma de las Navidades Futuras. Scrooge despierta la mañana de Navidad y recupera la generosidad y la alegría que había perdido.
"El sueño de Dickens" de Robert William Buss
Pese a estos éxitos, no todas las ideas que Dickens tenía sobre la Navidad se hicieron populares. Él concebía estas fechas propicias para contar historias de fantasmas y de duendes, para recordar nuestros fracasos, rupturas y proyectos abandonados. Para él la muerte formaba parte de estas fiestas en las que debe recordarse a los que faltan más que cualquier otro día. El año que perdió a su padre, a su hija Dora, a su hermana y a su sobrino escribió What Christmas Is As We Grow Older, donde insiste en esta idea. De lo que no cabe duda es que Dickens amaba la Navidad, le gustaba celebrarla junto a su familia, preparar una buena cena, bailar y cantar villancicos. Uno de sus hijos escribió que para su padre la NavidadEra un tiempo magnífico, una época realmente alegre, y mi padre siempre estaba del mejor humor, siendo un espléndido anfitrión, exultante y risueño como un muchacho que ponía su corazón y su alma en todo lo que estaba ocurriendo… Y, ¡luego el baile! ¡No había quien le parara!