![La neurociencia del dolor (I)](https://m1.paperblog.com/i/505/5056981/neurociencia-del-dolor-i-L-6f0ZV6.jpeg)
Hay en el mundo menos de 100 máquinas de resonancia magnética modelo 7-Tesla. El campo magnético que genera es 4 veces más poderoso que una máquina de resonancia promedio, produciendo imágenes mucho más detalladas. Es posible observar al cerebro mientras siente dolor y la escala para medirlo hoy día va del 0 al 10.
Para la ciencia el dolor es un problema porque aunque es un proceso fisiológico, también es subjetivo. Solo la persona siente su propio dolor y es muy difícil comunicárselo a los otros. Si nos enamoramos, hay cientos de descripciones en la literatura, en la filosofía y en la música a las cuales recurrir para expresarlo, pero no así con el dolor que tiene mucho de indescriptible.
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Las herramientas más útiles, sin embargo, siguen siendo los reportes de los sufrientes.
En los años cincuenta, Ronald Melzack, comenzó una colección de las palabras más utilizadas por los pacientes, organizándolas en categorías, en un intento por capturar las dimensiones temporales, sensoriales y afectivas del dolor así como su intensidad. El resultado se publicó dos décadas después con el nombre de 'Cuestionario del dolor de McGill', aunque la subjetividad parece insuperable: lo que para alguien puede describirse como agonía para otro puede ser solo desdicha.
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La escala más utilizada hoy en día es numérica: del 0 al 10, para acomodar diversos grados en la sensación de dolor. Evaluar el dolor como parte de la práctica médica ha incidido en el aumento de las recetas de opioides que es una de las adicciones contemporáneas más graves (continuará).
*Resumen y traducción libre del artículo “The neuroscience of pain”, The New Yorker, Nicola Twilley, julio 2018