Libro independiente
Rama: histórica, vampírica
Ficha de autora: eltiramilla.com/nina-blazon
Edición: Edebé, 2010
Valoración: 4 sobre 5
Serbia, año 1731. Jasna es la tercera de seis hermanas que viven junto a su padre en una casa apartada del pueblo. Un día reciben la visita de un forastero que busca una esposa para su hijo: Jasna se rebela para proteger a su hermana mayor y finalmente resulta escogida por el misterioso visitante. La joven debe abandonar a su familia para viajar a Las Tres Torres, una casona en medio del Imperio Otomano donde enseguida se hace patente que ocurre algo extraño: padre e hijo tienen mala relación, la vieja criada muda actúa de forma sospechosa, las gentes de la localidad miran a la muchacha con malos ojos, etc. Además, la sombra de la difunta madre de su recién estrenado esposo parece cobrar vida y Jasna se siente asustada y sola. Su única alegría es un leñador que también se encuentra marginado por los demás y parece estar dispuesto a ayudarla a averiguar qué esconde la finca.
Nina Blazon retrata con crudeza una sociedad llena de prejuicios y miedos hacia lo foráneo: primero los temores a los ladrones en el antiguo hábitat de la protagonista y después las leyendas sobre Las Tres Torres que tienen a Jasna en un sinvivir. Al estar la historia situada en el Imperio Otomano, enseguida sale a la luz la palabra vampiro, pero cuidado: no hablamos de vampiros vegetarianos ni de Dráculas, sino de aquellos seres que inspiraron a Bram Stoker a la hora de inventar su personaje estrella. Por lo tanto, nos encontramos ante una novela de vampiros atípica, más cercana al folklore de siempre que al Crepúsculo de Meyer. Por otra parte, los personajes presentados en el libro tienen un gran atractivo y una personalidad rica en matices: desde la rebeldía y la inquietud de Jasna al carácter bohemio del leñador, pasando por las personalidades enigmáticas de la mayoría de individuos, que aportan un aura de misterio capaz de envolver al lector y mantener su interés por descubrir qué se cuece. Las continuas sorpresas y el hallazgo de que nada es lo que parece se convierten en uno de los puntos fuertes de la obra. El lenguaje empleado por la autora es asequible para cualquier lector; no obstante, se aprecia el bagaje de ésta por su capacidad para escribir diálogos creíbles y con chispa. Respecto al ritmo narrativo, La novia maldita tarda en enganchar y no es tan trepidante como otras novelas juveniles, pero su valor reside precisamente en saber apreciar esos detalles que se revelan poco a poco y plasman una época y unas circunstancias que se alejan por completo de los clichés actuales del género.