La opinión desmesurada sobre los comentarios en un blog.

Por Paula Lesina


El miércoles pasado te anunciaba que el post de hoy era diferente a los anteriores de la serie de estrategias de escritura. Sin otro particular...es simplemente porque se limita a una opinión personal sin ninguna sustancia teórica. Si bien mi opinión se fue formando (especialmente en el ùltimo año) con la lectura autodidacta de artículos sobre el universo de los blogs, tiene mucho más contenido emocional que argumentación racional.
Así que,  atención si te identificás con los siguientes síntomas:
1- No tenés estrategia de contenidos porque tu blog es -básicamente- una manifestación espontánea de tu personalidad.
2- El blogueo te divierte. Te gusta aprender sobre el tema (porque está en tu espíritu el anhelo de saber cosas nuevas) pero tampoco tenés mayor interés en conocer todos los secretos del SEO.
3- Te son ajenas las métricas, los análisis y la numerología esotérica que se representa en gráficas y les roba horas de sueño a los blogueros profesionales.
Entonces tu mal tiene nombre, mi estimada. Sufrís un caso leve de blogueo hedonista. O, dicho de otra forma: blogueás por el placer de hacerlo. Desde ya te informo: eso no se cura. Ponele que la vida te aleja de la plataforma virtual y los síntomas pierden intensidad. Pero persisten en sangre. Es la condición adquirida con el período ventana más extenso y la reincidencia más alta. Así que analicemos con calma cómo podemos convivir con ella. Te propongo una serie de tres post en los siguientes miércoles de julio para que reflexionemos juntas. 

Noticia importante para la comunidad: 


Si estás apurada o sos de esas lectoras que entran a un blog para leer transversalmente, te aconsejo que pases directamente al segundo parágrafo. El primero, te va a aburrir soberanamente y no le vas a encontrar ningún sentido. Haceme caso.  A mí no me importa la tasa de rebote. Pasá despreocupadamente de los tres párrafos siguientes.
Después no podés decir que no te avisé.

Epicuro y su blog.


Por si no lo conocías antes, te lo presento: Epicuro de Samos es uno de mis grandes amigos. Aunque él no lo sepa. Difícil tener noticia de nuestra relación si diste tu último respiro cuatro siglos antes de Cristo, pero en fin... Me sumo a la idea del tiempo como ilusión y declaro que Picu y yo, tenemos una amistad que data de largos años. De hecho, estoy convencida de que si hubiera nacido en el siglo XX, sería bloguero y tendría millones de seguidores en Twitter. No voy a sacarle punta al vicio docente. Sin embargo, quiero contarte por qué el señor y yo estrechamos lazos cuando apenas tenía veinte años (yo, obvio. El era un filósofo hecho y desecho) 

El placer como objetivo vital.


Partamos de la idea básica de su sistema de pensamiento. Ese día que se levantó inspirado y pronunció que en la vida el objetivo es la búsqueda del placer. Y fue un paso más allá: también dijo que con la misma intensidad con la cual buscamos el placer, intentamos evadir el dolor. Un fenómeno. Especialmente cuando vivís rodeado de personas aterrorizadas por la furia de los dioses. Fue leerlo y comprender que veinte años de educación cristiana tenían su costado fraudulento. Empezaron a sonarme muy raras las palabras "sacrificio" y "redención". No te enojes lectora...tenía veinte años. Además, en breve cobra sentido esta introducción sin pies ni cabeza. El tema es que una creció y por esas cosas que tiene la condición humana, mi Epicuro se hizo amigo de mi Dios y todos tan contentos. Cuando eso sucedió, se produjo la más increíble de las síntesis, un curioso sincretismo desmesurado: 
1- Nunca hago nada por obligación o que provoque un dolor voluntario e innecesario a mí o a otros.  
2- Siempre tengo que encontrarle sentido trascendente a lo que hago. En mi caso particular, sentido comunitario.
El más amplio de los significantes para esta Desmesurada es comunicar. Decir, escribir, traspolar experiencias, enseñar, y podría seguir engrosando la lista de verbos pero evito la palabrería. Uno de mis placeres epicúreos es el sentido de pertenencia a una comunidad a la cual puedo aportarle mi valor. No me fui de misionera al Àfrica como soñaba -si soy desmesurada ahora, imaginate cuando era adolescente- pero decidí que mi "misión" era "cambiar el mundo" a pequeña escala. Mi mundo. En honor a Galeano, soy alguien chico, haciendo cosas chicas que unidas a tus proias minucias pretenden generar un efecto grande. Este es el sentido que tiene para mí tener un blog.

Postear y comentar.


Era largo el relato de mi vínculo con el filósofo de Samos pero tenía su sentido final. Te ayuda a entender este blog y quizás, el tuyo. Contextualiza mi opinión respecto a los comentarios para nutrir el vínculo entre bloguer@s. Bloguear es una actividad voluntaria que nace del placer de comunicar. No puede ser una actividad impuesta o forzada por la necesidad. Cuando el objetivo exclusivo de un blog es funcionar a modo de canal de venta, pierde su sentido original. No estoy en contra de tener un blog que te da visibilidad y consolida tu autoridad en un tema. Para nada. Como escribí en uno de los últimos post de Intensional es un ideal y de hecho, tengo mi propio blog comercial. Pero aún en éste no concibo el blog como vidriera sino como puente. Y si extiendo la metáfora, diría que los comentarios son los pilares que sostienen su estructura. Por ese motivo valoro infinitamente cada comentario que recibo.

Abramos un paréntisis a la memoria...


Recuerdo que el primer comentario que recibí en La Desmesurada pertenecía a Dolores, de Royal Parties. Revivo sin dificultad la emoción que me provocó. No solo por el hecho de comentar sino porque antes de hacerlo me escribió un mail, contándome que quería dejar su opinión y no podía. Entonces me explicó cómo tenía que configurar la cuenta para permitir comentarios. Una persona totalmente generosa y de las que más extraño en este universo de blogueo epicúreo. Conste que ella tenía un blog comercial pero su concepción era la de tender lazos y la mía en aquel momento no era ni siquiera concepción...Sin embargo, por primera vez tenía una devolución del texto que había escrito. Por primera vez podía darle nombre a un lector.

La opinión desmesurada sobre comentar.


Los comentarios son el espacio por el cual cruzamos el anonimato de la lectura y nos involucramos con la persona detrás de la plataforma. En ese vínculo, poco importan:
- Los googlebots,
- Las gráficas de visitantes
- Los variados porcentajes de los cuales nos entera la señora Alexa.
Porque es un contacto humano no reductible a cifras. Si estás pensando que para que te comenten debés empezar por hacerte visible en la red de redes, no te lo voy a discutir. Sería una necedad hacerlo. Lo cierto es que se puede tener una reducida pero grandiosa comunidad de lectores y tanto en el caso de un blog epicúreo como en el de uno comercial, esa red de vínculos puede ser mucho más rica y efectiva que contar las visitas por miles. Sostengo con firmeza que tanto para quienes postean por placer como para quienes venden productos o servicios, la fortaleza no está en el número sino en el sentido de comunidad. La semana próxima ahondo en el tema, porque como ya sabrán, la brevedad no es una de mis virtudes y este post se está haciendo largo. Hoy quería presentarte mi opinión y dejar por sentado que sea cual sea tu objetivo, sino escribís post para lectores y comentarios para personas ni te tomés el trabajo. Ahora, muy relajada y en voz firme...repetí conmigo: "Debo comentar con honestidad..."

P.P (lo cual sería algo así como Pos-post)


A propósito de comentarios y comentadores, gracias por los comentarios que recibí respecto al dormitorio de Camilo. Si hubiese tenido la intención ex-profesa de generar un ejemplo práctico de mi teoría, nada funcionaría mejor que ese post. Tiene las peores fotos de la historia de blogger,  el cuarto en sí mismo es una cachivache rejuntero y sin criterio estético... Sin embargo, allí estuvieron mis lectoras, para decir algo lindo. Para regalarme su opinión. Para rescatar lo positivo. Gracias por estar ahí. Gracias por ser mi desmesurada comunidad.