Guillén de Eril fue nombrado primer Maestre de la nueva Orden valenciana de Santa María de Montesa .
Era un hombre de noble cuna y muy experimentado militarmente, pero a causa de su avanza edad, no permanecería demasiado tiempo como Maestre, pues murió a los setenta días de su nombramiento.
El rey Jaime II, comunicó al Papa Juan XXII, la gravedad de la enfermedad del Maestre de la Orden. Así pues, el Papa extendió una Bula, por la cual delegaba otra vez en el Abad de Santes Creus, para la elección del nuevo Maestre de la Orden de Montesa, y así, el 27 de febrero de 1320 frey Arnau de Soler, hombre muy próximo al rey Jaime II, fue elegido nuevo Maestre de la Orden de Santa Maria de Montesa.
El tercer Maestre fue Pedro de Thous, hombre de gran honor que amaba la acción, motivo por el cual, dejó una importante impronta en la Orden durante su maestrazgo. Y tal como hiciera Pedro de Thous, fueron muchos los Maestres que grabaron con sangre y honor su paso por la historia de la Orden de Montesa.
La nómina de Maestres que tuvo la Orden de Montesa fue la siguiente.
Guillermo de Eril (1319-1319)
Arnaldo de Soler (1319-1327)
Pedro de Thous (1327-1374)
Alberto de Thous (1374-1382)
Berenguer March (1382-1411)
Romeo de Corbera (1411-1445)
Gilberto de Montsoriu (1445-1453)
Luis Duspuig (1453-1482)
Felipe Boil y Vivas de Cañamás (1482-1484)
Felipe de Aragón y Navarra (1484-1488)
Francisco Sanz (1488-1506)
Francisco Bernardo Despuig y Rocafull (1506-1537)
Francisco Llanzol de Romaní (1537-1544)
Pedro Luis Galcerán de Borja (1545-1587)
Reyes de España (1587-...)
Con su cuarto Maestre al frente de la Orden, Alberto de Thous, la misma fue un arma decisiva para que el rey de Aragón Pedro IV "El Ceremonioso", sofocara la revuelta, conocida como "La Unión", por la que algunos nobles valencianos, apoyados por el pueblo, querían emanciparse del Reino de Aragón y constituirse en reino independiente. El rey de Aragón encargó al Maestre de la Orden de Montesa, que controlara la revuelta, y así lo hizo. Mas, el final de este conflicto fue estremecedor, pues el rey Pedro IV mandó fundir la campana con la que se llamaba a reunión a los sublevados, y les hizo tragar el bronce fundido a los supervivientes.
En 1393, el quinto Maestre de la Orden, Frey Berenguer March, solicitó al Papa Clemente VI que los miembros de la Orden que así lo deseasen, pudieran ser armados Caballeros según las reglas de la Caballería. El pontífice accedió de buen grado, y así, mediante Bula de fecha 5 de agosto de 1393, para ingresar en la Orden como Caballero, fue necesario probar la nobleza notoria de los aspirantes. Y para los freiles clérigos, su legitimidad y limpieza de sangre.
Posteriormente en 1573, durante el maestrazgo del último Maestre de la Orden, se estableció la exigencia de un expediente escrito de pruebas de nobleza y limpieza de sangre. En Montesa esas pruebas debían hacerse sobre los dos primeros apellidos según las reglas tradicionales de la hidalguía de Sangre.
El octavo Maestre Luis Duspuig, cubrió de honor y gloria a la Orden, al conquistar el reino de Nápoles para la corona de Aragón. Y al llegarle la muerte, la Orden nombró nuevo Maestre a Felipe Boil y Vivas de Cañamás. Pero no todos los Maestres dejaron la misma huella en su maestrazgo, pues a este último Maestre lo envenenaron, y nunca se conocieron los motivos.
Mas, es oportuno hacer constar que, ante toda contrariedad la Orden permaneció siempre fue fiel al rey, fuera este quien fuera, convirtiéndose en la principal fuerza defensora del reino.
Hasta este momento, los cargos de la Orden eran elegidos según el orden jerárquico dentro de la misma. El Maestre era la máxima autoridad de la Orden, seguido por el Comendador Mayor que se responsabilizaba la jurisdicción espiritual de la Orden en ausencia del Maestre, el Clavero que era el encargado de las llaves del Sacro Convento, el Obrero que cuidaba de las obras del Convento y de su mantenimiento y, el Subcomendador, que era el alcalde o guarda del Castillo, un subclavero que ejercía la jurisdicción temporal sobre las villas de Montesa y Vallada, y un extenso etcétera de albaceas, caballeros y freiles clérigos que tenían a su cargo vicarias, encomiendas, prioratos y rectorías.
Pero la llegada de los Reyes Católicos, con su afán de centralizar el poder en la corona, provocó grandes injerencias en las Ordenes Militares, y comenzaron a tomar parte activa en el nombramiento de los Maestres de la Orden de Montesa, así tras el envenenamiento de Felipe Boil y Vivas de Cañamás, es nombrado Maestre Felipe de Aragón y Navarra, sobrino del Rey Fernando, e impuesto por él mismo.
Felipe de Aragón y Navarra, ya como Maestre de la Orden de Montesa, acompañó a los Reyes Católicos en la conquista de Granada, tomando Vera, cuya ciudad ostenta en su escudo la siguiente leyenda:
"Quien aquí ve esta ciudad, en este llano formada, fue ponerle freno al turco y una llave a toda España,"
Posteriormente conquistaron Muxacar, recuperando muchas plazas fuertes, como la de la ciudad de Baza, donde los caballeros montesanos libraron una gran y desigual batalla contra los musulmanes, siendo derrotados en la misma y muriendo su Maestre.
El último Maestre de la Orden fue Pedro Luis Garcerán de Borja, marqués de Navarrés, hijo del duque de Gandía y hermano de san Francisco de Borja, el cual fue elegido Maestre a los 17 años.
Pero en 1572, un tribunal de la Inquisición de Valencia lo condenó por sodomía. Pues le dijeron que había estado enamorado de Martín de Castro, hombre dedicado al proxenetismo de hombres y mujeres, habiendo sido sorprendido en la cama con el conde Juan II de Ribagorza.
Garcerán de Borja, que fue virrey y capitán general de los reinos de Tremecén, Orán, Mazalquivir y Túnez, además, se vio inmerso en la crisis interna que padecía la Orden, dividida en facciones por las enemistades creadas al nombrar a sus Maestres.
Felipe II fue consultado por la Inquisición sobre la conveniencia del juicio al Maestre Garcerán, pero éste quiso dar una lección a la nobleza valenciana. Así pues, Garcerán de Borja fue condenado a 10 años de reclusión en el convento de Montesa y una multa de 6.000 ducados, a razón de 1.000 ducados al año.
Mas, en 1583, Garcerán de Borja, tras unas disputas internas por la sucesión del Maestre, negoció con Felipe II la incorporación a la corona de España de la última Orden que aún era independiente, la Orden de Santa María de Montesa. Así, el 8 de diciembre de 1587, gracias a una Bula del Papa Sixto V expedida en Roma, daba por concluida la Orden de Montesa y la misma fue incorporada a la Corona de España.
De esta manera acabó una de las más grandes Ordenes de Caballería de España nacida en Valencia, y en sus poco más de 200 años de vida, la grandeza que alcanzó fue impresionante. Sus caballeros fueron valerosos merecedores de toda alabanza, pues siempre antepusieron el culto al honor y al deber antes que cualquier otra cosa.
Juan Benito Rodríguez Manzanares