A medio camino de la acción artística y el estudio sociológico, Intimidad Romero demuestra una vez más la capacidad comunicativa del alter ego frente al individuo, así como la magia de lo prohibido, en este caso, representado por una autocensura que sirve de reclamo a sus cada vez más numerosos seguidores. En sus fotos desenfocadas y sin rostros identificables, Intimidad Romero nos habla de contextos mundanos, de sus amistades, familia, viajes, recuerdos e incluso de su día a día. Nada de sofisticaciones, Intimidad es como cualquiera de nosotros, y a partir de sus fotografías cualquiera puede reconocerse, actuando como una suerte de espejo social más que de ventana hacia otros contextos. Pero, pese a la omisión de información, estas imágenes cuentan una historia, albergan unas emociones, son el collage de una vida. Tienen el mismo magnetismo que las instantáneas que Rick Deckard analizaba en su caza de replicantes, las mismas evidencias que, creemos, se encuentran en la obra de Intimidad y que cada uno debe descubrir por sí mismo.
El tiempo decidirá la dirección que tomará este original proyecto y si la mujer anónima se convertirá en una cara reconocible. Sin ser éste un aspecto crucial, al menos nos dirá si estamos ante la Rrose Sélavy de Marcel Duchamp o una figura virtual como la S1m0ne del film de Andrew Niccol. En cualquier caso, se ubica entre las propuestas artísticas más interesantes que han surgido de negocios como Facebook, una herramienta útil a la hora de congregar y aglutinar ideas pero compleja a la hora de traducirlas físicamente.
+info: Facebook Intimidad Romero | Rhizome