Parece increíble, pero los autores de “La paradoja australiana” observaron que el consumo de azúcar en Australia desde 1988 a 2003 descendió un 23 por ciento y la venta de bebidas con edulcorantes calóricos disminuyó un 16 por ciento, en un clima de gran preocupación por la salud. Sin embargo y pese a tanto esfuerzo, la obesidad entre la población era… ¡Hasta tres veces mayor!
Entonces, ¿Consumir bebidas azucaradas no causa obesidad?
A la luz de este estudio queda demostrado que no. Y no se trata de una rareza de las antípodas. El estudio comparó los mismos datos en Reino Unido y Estados Unidos con resultados similares.
Además un estudio anterior de la Obesity reviews apuntaba en la misma dirección. Se intentó medir la influencia del consumo de refrescos en el peso corporal sin que se pudiera demostrar en firme que dejar de tomar refrescos implique perder peso.
Con estos datos en la mano los investigadores advirtieron de la ineficacia de algunas medidas gubernamentales contra la obesidad como los impuestos o los llamamientos a consumir menos refrescos
Y, la consecuente e inevitable pregunta es: ¿Y si no es del azúcar, de quién es la culpa?
Ese es el siguiente reto de la ciencia. La complejidad de la obesidad hace necesario, en palabras de los autores, más estudio. Las causas pueden ser igual de complejas que la propia epidemia y queda mucho camino por andar antes de poner fin a esta enfermedad.
He querido compartir la noticia con vosotros porque, a mí, este estudio, me ha roto los esquemas.
Y vosotros, ¿qué opinión tenéis?.