...Sirve para no padecer ciertas enfermedades, es cierto, para sentirte mejor. Pero no se puede intercambiar, no puedes comprar el pan… Ni siquiera deja resto. Te duchas, te vistes, o ni siquiera, y te vas a trabajar. Eso es lo que le pasa a la protagonista: cree que ha solucionado su vida. Y no es el fin de nada, sino el comienzo de todo. Tengo que decir que la novela se me reveló más interesante al preparar la conferencia, es decir, al pensarla, que en su lectura inicial. Y creo que porque su estructura, la de Desi haciendo reflexiones acerca de su situación, su experiencia, es como los árboles que no dejan ver el bosque. Desi dedica mucho tiempo, muchas páginas a pensar, describir su relación con Yaman. Que si es amor, o pasión, o deseo. Que si se muere, o no, con cada orgasmo. Que si se hacen uno, o dos, o… Que si es una experiencia física u otra cosa. Parece que la propia Desi quiere dar a su historia de "despertar de los sentidos" cierta trascendencia. Y la verdad, no sé a Uds. pero a mí, de vez en cuando, me daba ganas de decir a Desi: tía, que no es para tanto, que sólo son unos buenos….Pero claro, con eso solo no se hace una novela. Tiene que pasar alguna cosa. Y en esos sucesos es donde se ve la cultura del narrador. Evidentemente, no podemos hacer juicio acerca de las intenciones de Gala como sujeto. Pero sabemos que es un escritor culto, leído. Conoce muchas mujeres… todos los personajes femeninos de las innumerables obras que ha leído. Y es con esos sucesos, que no aparecen como los más importantes, donde acabamos de construir a Desi. Desi se enamoró locamente, ha conocido a Yaman, ha viajado con él, ha visto el cielo y el infierno. Cuando vuelve, está embarazada. Y lo tiene claro: va a tener ese hijo. Y si Ramiro, su marido, acepta, y se puede quedar en su chalecito de Huesca, mejor. Aunque sepa que ese hombre no la tocará, ni de mentirijillas, nunca más. Que estará condenada a la vida de apariencias, encuentros con lo clientes o jefes de Ramiro, a los secretos inconfesables. A la rutina, los paseos por el Coso arriba, Coso abajo. Y que en esas condiciones el hijo será único. Y por ese hijo renuncia a Yaman. Sin dudarlo.En realidad, en la novela está eso muy bien contado. Es mejor que Ramiro sea impotente. Porque con el hijo, no necesita hombre. Por si no lo hemos entendido, la única masturbación la realiza, justamente, cuando se entera del embarazo, antes de comunicárselo a Ramiro. Y muy satisfactoria, digo, esa relación sexual.Pero el niño fallece. Y Desideria hace las maletas. Vuelve a Estambul. Ella cree que vuelve en pos de ese amor, de ese hombre. Y de nuevo unos cuantos párrafos acerca de ello nos lo quieren hacer pensar. Pero yo creo que no. No vuelve en pos de ese amor apasionado, inmenso. Si ya había renunciado a él. Ya se había masturbado olímpicamente. Creo que vuelve a buscar el hombre que la pueda embarazar nuevamente, que pueda hacerla madre.Pero ese hombre no es Yaman. A él no le interesa. Sólo se trata de tener una europea guapa, que le permita afianzar la autoestima y, más aún, le sirva para introducirse en ciertos círculos europeos para ampliar su negocio de droga. Aparte, y aunque no es el tema, él ya tiene una madre: por un lado, la mujer que le dio los hijos, pero sobre todo, su propia madre, que le vigila los hijos y que es la socia cuando tiene algún problema, como los abortos de Desi. Interesante.Pero Desi no lo sabe. No conoce a Yaman. No hemos visto un mínimo interés por saber de él como persona. Sólo le importa lo que él puede darle: su propio goce. Pero no le pasó sólo con él. También con Ramiro. Se sorprende de que sea impotente, porque no pensó qué significaba su religiosidad, su no tocarla. No olvidemos que él es guapo y estamos en los 90. Se sorprende cuando él le dice que sabe que el niño no es de él porque sin decir nada, se había hecho unas pruebas. Desi no les quiere. Ni a Ramiro, ni a Yaman. ¿A quién quiere? A su padre, al perrillo y al niño retrasado del bazar. Todos seres descritos como desvalidos, patéticos, casi. Que le permiten dar salida a un presunto instinto maternal. O, en una lectura más compleja, seres que le permiten la posición de "amo", cuando en la relación amorosa está en la posición de "esclava". Este tema, del erotismo del sado-masoquismo es muy interesante, y no lo desarrollaré aquí, pero esta novela no es un mal punto de partida…No olvidemos cómo había sido su aceptación de Ramiro:… Después de un año de buscar un puesto de trabajo en vano, aburrida y humillada, un anochecer de sábado, a la salida de misa en San Lorenzo -era noviembre y hacía ya frío-, Ramiro me preguntó, con una naturalidad tan grande que parecía fingida, que por qué no nos casábamos. Yo tenía los ojos en el suelo… Por la tarde estuvimos, mientras el sol ardía en la copa oxidada de los castaños, en la rosaleda del parque, donde los novios solían apartarse para estar juntos debajo de las rosas que ahora no había, y yo me preguntaba para qué Ramiro y yo estábamos allí... Levanté los ojos del suelo, le miré a los suyos, y le dije también con naturalidad:
- Tienes razón. ¿Por qué no nos casamos de una vez?
Desi no es capaz de querer, ni siquiera a sí misma. Por eso cuando ve frustrada su maternidad, y después del segundo aborto, de forma definitiva sólo queda el camino de la degradación: porque como bien se sabe, la mujer que disfruta sexualmente, es una… Podemos detenernos más, o menos, en la descripción, pero sabemos que una vez que Desi le es útil, Yaman ya se interesa por otras mujeres. Queda claro que la relación no era recíproca, ninguna lo es, ni simétrica. Yaman no necesita a Desi para gozar. Desi tampoco le necesita a él, pero no lo sabe. Y es la aparición de otra mujer la que desencadena el final.Que no por esperado es menos sorprendente. Porque… no se suicidó después de los abortos, ni cuando ve claro que Yaman la utilizará como moneda de cambio. Se suicida cuando ve la verdadera prueba de su fracaso existencial. No será ni única, ni la última mujer. No olvidemos que según sus propias palabras:
… Yo creo -ahora, desde lejos- que fue esa elección suya la que me movió, unos años después, a casarme con él: ¿cómo iba yo a despreciar a un hombre que les encantaba a las demás mujeres?