Lo primero que teníamos que hacer era quitar el brillo del barniz que cubría todo el mueble, y prepararlo para darle color.
Lijamos a conciencia la superficie del sobre porque buscábamos sacar la belleza de la madera y dejarla a la vista.
Tras unas horitas de lijado vino el cambio de tonalidad..... ¡Verde mint! ¿Lo dudabais acaso?
Rodillo y pincel y..., ¡a cuatro manos!
La belleza de las molduras del espejo y los frentes de la cómoda, así como formas redondeadas del mueble, pedían a gritos resaltar su profundidad y volúmenes. Lo que mejor podía acentuar esas características era lijar suavemente las aristas.
Como siempre, no podemos dejar los interiores sin decorar, y este florido papel adhesivo nos venía de perillas para ello.
No hay duda: no nos equivocamos con la elección, ¿verdad?
Una vez terminado de barnizar y dar cera a la madera, nos pusimos manos a la obra con los apliques y tiradores. La lana de acero fina nos permitió sacar algo de brillo a los mismos, pero sin exceso, pues deseábamos mantuvieran ese aire antiguo tan atractivo. Sí les dimos una capa de barniz para metales para que mantuvieran su aspecto limpio por mucho tiempo.
A Paula ya le hemos enviado una foto con el resultado final, ¡y parece que está encantada!
Estamos deseando que vea su peinadora "en vivo y en directo" y descubra los detalles que no se aprecian con una simple fotografía.
Ya en su dormitorio sabrá cómo decorarla con buen gusto. De momento, nosotras la hemos adornado así para mostraros el fruto de nuestro trabajo.
¿Qué os parece? ¿Os gusta tanto como a nosotras? Pues con esta cómoda y su espejo nos despedimos hasta el próximo lunes, día en que hablaremos en nuestro post de..... Bueno, ya lo descubriréis.
¡FELIZ FIN DE SEMANA!