La percepción del esfuerzo

Por José Antonio Villegas García


La capacidad de percibir el nivel de esfuerzo es personal, y está condicionada por experiencias previas, entrenamiento, capacidad de sufrimiento y otras variables. En este sentido, es importante considerar la enorme diferencia que existe entre los que practican deporte y los sedentarios, con la implicación que trae consigo a todos los niveles, incluido el uso de calmantes, analgésicos y demás drogas de uso común en nuestra sociedad actual.
No voy a extenderme en la diferencia entre deportistas y sedentarios, aunque a mi juicio es muy importante, sino que voy a atender exclusivamente a la fatiga y la percepción del esfuerzo en el deportista.
El día 3 de enero, mientras corría los 8 a 10 km diarios, pensé en este tema ya que fue un esfuerzo, habitual por la frecuencia, pero totalmente extraño en cuanto a la percepción (resultó excepcionalmente duro y penoso). ¿Por qué el mismo ejercicio causa tan diversa percepción del esfuerzo?
Existen argumentos lógicos como el hecho del nivel de entrenamiento alcanzado (etapa del macrociclo etc), cuestiones como horarios, temperatura y humedad, procesos infecciosos latentes (resfriados) y otros muchos que pueden justificar una sensación de esfuerzo más penosa y desacostumbrada, pero vamos a centrarnos en uno que ha dado en llamarse “fatiga central” y que involucra a neurotransmisores y factores emocionales.
El neurotransmisor involucrado, es la serotonina, que interviene en múltiples funciones, como el sueño, función cognitiva, percepción sensorial, actividad motora, regulación de la temperatura, nocicepción, apetito, conducta sexual y secreción de hormonas, además de ser un regulador de la función del músculo liso en los aparatos cardiovascular, digestivo y de la función plaquetaria.
¿Por qué se relaciona a la 5-HT con la aparición de fatiga en los deportes de larga duración?
Cuando se da a deportistas fármacos inhibidores de la recaptación de la 5-HT (ISSRI), como fluoxetina o paroxetina, provocan un aumento de la fatiga, muy peculiar (sensación de cansancio previa, incluso al entreno).
¿Podemos disminuir la concentración de serotonina en el cerebro?
En este asunto existe un aspecto importante que tiene una justificación evolutiva muy interesante (alguna vez hablaremos de ello). El caso es que en el resto de aminoácidos, hay una barrera (llamada hematoencefálica) que evita que la concentración de muchos neurotransmisores que proceden de estos aminoácidos, varíe en función de su concentración plasmática (algo que sería muy desagradable y contrario al equilibrio (homeostasis) que es una función clave en nuestra fisiología). Sin embargo, el triptófano, sí atraviesa dicha barrera y aumenta la serotonina (algo que conocen los psiquiatras desde hace tiempo y que les servía para valorar la vulnerabilidad del estado de ánimo (serotonina) de los pacientes con tendencias depresivas.
Pues bien, las biomoléculas que compitan con el TRP por el paso a través de la BHE disminuirán la producción de serotonina -en este sentido, los aminoácidos competidores con el TRP en dicho paso, son los aminoácidos ramificados (AARR), la Fenilalanina (PHE) y la Tirosina (TYR)-
Los fisiólogos del deporte no han sido ajenos a este hecho y han estudiado, durante años, el efecto de estos cócteles de aminoácidos en la percepción del esfuerzo, obteniendo resultados muy mediocres, excepto en condiciones de calor, en las que sí se han constatado cambios.
¿En base a qué se justifica seguir experimentando con modificaciones en la dieta para buscar alteraciones en la percepción de fatiga en esfuerzos de larga duración?
Quizás, dar estos aminoácidos competidores del triptófano en su paso al cerebro, no hayan cumplido protocolos adecuados o dosis suficientemente significativas, pero lo cierto es que los resultados prácticos han sido desalentadores, de hecho, el propio ejercicio físico, en sí mismo,  supone un aumento del cociente TRP libre/aminoácidos ramificados (aumentando, por ello, el triptófano disponible para convertirse en serotonina).
 Esto se puede deber a tres factores:
-   En primer lugar al hecho de que los aminoácidos ramificados se utilizan para la contracción muscular como fuente energética complementaria.
-   En segundo lugar, porque el aumento de las concentraciones de ácidos grasos en plasma (debido a la descarga adrenérgica), producen un incremento del TRP libre al desplazarlo de los lugares de unión a la albúmina.
-   En tercer lugar, el esfuerzo físico provoca una disminución de carbohidratos con la consiguiente disminución de insulina y subsiguiente aumento de TRP libre (aunque este efecto disminuye al aumentar la duración del ejercicio).
Nosotros hicimos diversos estudios con cócteles de aminoácidos en estudiantes y observamos un hecho curioso y muy importante, y es que al dar un compuesto competidor con el triptófano se producía una caída, no solo de este aminoácido, sino de alguno de gran importancia también como precursor de neurotransmisores, en este caso, la tirosina, precursor de la dopamina, cuyo efecto es el opuesto, es decir, motivador y favorable a seguir con el esfuerzo.
Con posterioridad, se han publicado resultados similares por algunos autores, lo que nos hace pensar en que una nueva gama de suplementos de aminoácidos ramificados con tirosina y fenil alanina viene en camino…. Mientras tanto, productos a base de cafeína como el Vinishot, (http://europa21.es/vinishot) pueden ser muy útiles, aunque lo que más influye es, sin duda, el propio entrenamiento (más sufrimiento implica más tolerancia posterior).