La pintura barroca española. Clientes y temas religiosos
Por Lparmino
@lparmino
Bodas de Caná, c.1672, Bartolomé Esteban Murillo
The Barber Institute of Fine Arts, Birminghan - Fuente
Es la peculiaridad de la España del seiscientos la que precisamente define cuáles van a ser los géneros desarrollados por los pintores barrocos. Estos temas vendrán determinados por la propia manera de entender la pintura en ese siglo: el pintor no era considerado como artista, tal como se hacía ya en la Italia del momento, si no como un artesano, un trabajador a sueldo, sujeto a un encargo redactado por el mecenas, ya fuese particular, eclesiástico, noble o, incluso, el propio rey. El artista debía interpretar el mensaje del comitente dejando de lado cualquier atisbo de creatividad.Clientes y temas religiosos
San Lucas como pintor, ante Cristo en la Cruz, 1650
Francisco de Zurbarán, Museo del Prado - Fuente
La Europa convulsa del siglo XVII sufre todavía los latigazos de una Reforma, la de Lutero, que ha hecho tambalear los principios espirituales y terrenales que sustentaban la cultura europea. La Iglesia Católica decidió responder mediante una doctrina más dogmática, aún si cabe, imponiendo una vigilancia estrecha en todos los aspectos relacionados con la fe. Las instituciones eclesiásticas siempre han sabido de las capacidades evocadoras de arte como transmisor de un mensaje. Y el Concilio de Trento (1545 - 1563) iba a poner especial interés en no dejar a su libre albedrío la creación artística. En la Europa de las guerras de religión, la monarquía católica de España trataba de mantener la doctrina a sangre y espada por toda Europa. Y en la península Ibérica el pueblo fue consciente, de forma enajenada, exacerbada y fanática, del papel que le correspondía en la defensa de la fe. El pueblo se encontraba sujeto a una doctrina católica surgida de las iglesias y monasterios que cercenó toda posibilidad de desarrollo cultural e intelectual. La religión impregnaba todos los aspectos del desarrollo social y político de los destinos de la España barroca.Consecuencia de las nuevas ideas postridentinas surgidas a la sombra de la Contrarreforma fue la reforma y la creación de nuevas órdenes religiosas. Estas órdenes sembraron las ciudades españolas de monasterios y conventos necesitados de una rápida decoración. Los priores se convirtieron en los principales mecenas de los artistas españoles que trabajaban asiduamente para ellos, creando cuadros de devoción y las conocidas series monásticas, tan representativas del Barroco español. Es de destacar que eran los eclesiásticos los que imponían el desarrollo iconográfico de los temas de acuerdo a sus respectivas reglas y fórmulas estéticas.
Noli me Tangere, 1646 - 1652, Alonso Cano
Museo de Bellas Artes de Budapest - Fuente
La iglesia supuso un importante cliente para los pintores españoles. Las catedrales, las parroquias y las numerosas cofradías que surgen en este momento son importante fuente de demanda de obras de arte durante todo el siglo XVII. Pero el tema religioso también fue demandado por particulares civiles, de todos los estamentos sociales y condiciones. Desde la nobleza, desde la propia Corte o desde las clases más acomodadas, campesinos enriquecidos como afirma Pérez Sánchez, que hacen numerosos encargos de pinturas devocionales cuyo objetivo son las capillas privadas o tienen como motivo la ofrenda votiva.Así, el peculiar arte pictórico hispano se convirtió en el vehículo adecuado para la transmisión de la nueva fe. Los santos relacionados con la Contrarreforma, aquellos que evocaban los principios atacados por los nuevos herejes y los temas que santificaban al máximo la Eucaristía, la Penitencia o las obras de Misericordia, entre otros temas, ocuparon las preferencias de este tipo de clientela. Y el barroco español, con ese especial realismo tan evocador de lo sublime, no hizo más que desarrollar el escenario adecuado de esta nueva fe.Luis Pérez Armiño