Un estudio,
llevado a cabo por investigadores del Centro de Biología Molecular Severo
Ochoa, publicado en PLoS Biology y destacado en Nature, resalta como las
neuronas se comunican entre sí a través de la sinapsis, mediante un complejo de
intercambio de información que lleva aparejado numerosos sucesos químicos y
eléctricos. La sinapsis no siempre es igual, ya que algunas conexiones
sinápticas sufren modificaciones como consecuencia de una actividad o
experiencia previa vivida por las neuronas, un fenómeno conocido como
"plasticidad sináptica" y considerado el sustrato celular del
aprendizaje y la memoria del ser humano. La investigación que ahora sale a la
luz aporta nuevos datos sobre los mecanismos moleculares de este proceso y cómo
pueden manipularse para facilitar la memoria. En el estudio, los autores
demuestran que las sinapsis pueden hacerse más plásticas usando un pequeño
fragmento de una proteína (péptido) que está implicada en la comunicación
celular. Este péptido (FGL, en su abreviatura) es capaz de inducir la
incorporación de nuevos receptores de neurotransmisor en las sinapsis del
hipocampo, zona del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria. Así,
cuando los investigadores administraron FGL , observaron la su capacidad de
aprender y retener información espacial aumentaba. Desde hace aproximadamente
tres décadas se sabe que las conexiones sinápticas entre neuronas no son
estáticas, sino que responden a la actividad neuronal modificando su intensidad.
Los estímulos del exterior pueden
provocar que algunas sinapsis se potencien, mientras otras se debilitan; un
código de bajadas y subidas de intensidad que permiten al cerebro almacenar
información y formar memorias durante el aprendizaje. El trabajo revela así que
los mecanismos de plasticidad sináptica se pueden manipular farmacológicamente
para aumentar la capacidad cognitiva y son
una orientan sobre posibles vías de intervención terapéutica para enfermedades
mentales en las que estos mecanismos son defectuosos.